El profesor de Medicina matizó que no se trata de imponer prohibiciones, e insistió en la idea de que «libertad de cada uno no consiste en trasladar el humo del tabaco a las personas que no les interesa fumar», por lo que, insistió, en que las leyes no van en contra de la democracia ni en contra de la libertad, sino que «son beneficiosas» para todos.
De esta forma se expresó ayer en Palma el director del Instituto Cardiovascular del Hospital Monte de Sinaí de Nueva York, que impartió la conferencia inaugural en el V Congreso Balear de Cardiología titulada «La nueva visión de la enfermedad arterioesclerótica con las actuales técnicas de imagen».
Al respecto de la futura regulación alimentaria, Fuster expuso que, en los próximos cuatro meses, en Nueva York, Chicago y Los Àngeles, se van a imponer multas en aquellos restaurantes que no usen aceite de oliva, algo que ocurre en el 90% de los establecimientos estadounidenses.
Por otro lado, Fuster apostó por la aprobación de «leyes que ayuden a la sociedad a tener una buena salud», como está pasando en España con la Ley antitabaco, que es la única manera de que los adultos cambien sus hábitos de vida, y prevenir así la aparición de enfermedades cardiovasculares que son «la primera causa de muerte en el mundo».
Además de la prevención de las patologías cardiovasculares mediante la aplicación de leyes, Fuster apuntó otros dos retos de futuro para combatir la enfermedad. La educación en los niños (de 5 a 10 años), inculcando desde pequeños valores saludables es lo que se está haciendo en Colombia en un estudio con el programa infantil «Barrio Sésamo».
El otro aspecto está relacionado con «trabajar más» en el campo de la «comunidad» ya que «es la única forma de que los adultos cambiemos nuestros hábitos de vida, ayudándonos los unos a los otros, tal y como estamos haciendo en la isla de Granada», intentando modificar las conductas sobre una población de 100.000 habitantes. Tras incidir en que la enfermedad cardiovascular es la causa de «mortalidad principal en todo el mundo», Fuster hizo hincapié en que «estamos ante una epidemia cardiovascular» que no está disminuyendo, al contrario de lo que pueda parecer, sino que lo que ocurre es que «la gente muere unos 10 años más tarde que hace tres décadas», por la efectividad de los tratamientos y avances científicos. Fuster opinó que la dieta mediterránea es «un concepto más que una realidad», ya que, en su opinión, «la mantienen muchas menos personas de lo que se comenta».
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