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El final del verano ya ha llegado y pronto empezaremos a ver playas vacías. El adiós de los turistas y los bañistas que frecuentan la arena de Mallorca va acompañado por la despedida de quienes han ejercido durante estos cálidos meses de «vigilantes de la playa». Se trata de cientos de jóvenes, muchos de ellos argentinos, que se han encargado de poner orden en las principales zonas costeras de Mallorca. Para algunos empiezan ahora sus vacaciones y, para otros, llega la hora de volver a su país, en el caso de los argentinos, y empezar allí la temporada.

Por el momento, y hasta el día 7 de octubre, cuando finalizará oficialmente la temporada en la Platja de Palma, Can Pere Antoni, Can Pastilla, Cala Estància, Cala Major, Ciudad Jardín y la zona de la Platja de Palma de Llucmajor, se mantiene en alerta a los profesionales de la Cruz Roja. Torretas, unidades móviles, motos acuáticas e incluso un «anfibugi» o muletas anfibios, para ayudar a personas mínusválidas, están en activo al cien por cien.

Ha sido una temporada, en la que haciendo un adelanto del balance, no han faltado picaduras de medusas y peces araña, cortes, quemaduras, etc. La zona norte de Mallorca cuenta con un total de 32 socorristas repartidos entre las playas de Pollença, Alcúdia, Platja de Muro y Can Picafort. En Muro han sido ocho los responsables de vigilar a los bañistas. Su tarea ha contado con la ayuda de unas motos acuáticas y siete torres de vigilancia y ha incluido un episodio trágico, la muerte de un bañista tras sufrir un infarto en el agua. En total han realizado 152 actuaciones que han incluido 22 rescates, 42 curas, 17 vendajes, 66 picadas de medusa y cinco exploraciones.

J. Aguirre / X. Durán / P.Girart