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La tradicional cena de entrega de galardones de la Cámara de Comercio ha puesto de manifiesto la inquietud latente en sector empresarial mallorquín en materia de infraestructuras. El discurso de su presidente, Joan Gual, no dejó duda alguna sobre aquellas cuestiones que preocupan de manera muy especial en estos momentos clave, a falta de menos de nueve meses para las elecciones de mayo de 2007, como es el hecho de que se acorta el tiempo para actuar en el Port de Palma, que en opinión de la Cámara «se ha quedado ya pequeño»; que el suministro de energía ya es una de las debilidades de la Isla, así como el temor a que la descentralización aeroportuaria no suponga una «mejora de nuestra ventaja competitiva». Cuestiones todas ellas clave, porque tiene que ver con las puertas de entrada a la Isla y de la capacidad energética para que progrese en condiciones la economía y mejore la calidad de todos sus habitantes.

El presidente del Govern, Jaume Matas, tras glosar merecidamente las figuras de los dos empresarios homenajeados, Gabriel Escarrer y Miquel Lladó, centró parte de su intervención en destacar que el Ejecutivo autonómico está en ello y que tiene el objetivo claro de lograr que estas infraestructuras claves queden solventadas y subsanadas. El ser un destino turístico maduro y líder en cuanto a visitantes en la cuenca mediterránea, como apuntó el presidente de la Cámaraa, «tiene ventajas, pero también inconvenientes como son caer en la autocomplacencia y el éxito». Es este, precisamente, «morir de éxito» lo que la entidad cameral quiere evitar a toda costa, de ahí que incida en cuestiones claves como la mejora de infraestructuras, la formación y la estructura productiva. Se acorta el tiempo y la competencia aumenta en el Mediterráneo.