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La malaria o paludismo, el dengue, el mal de Chagas, la fiebre amarilla o mal de Siam, son algunas de las enfermedades tropicales más peligrosas para la humanidad, según afirmó ayer el doctor Joaquim Gascón, médico internista y jefe de Servicios de la Sección de Medicina Tropical del Hospital Clínico de Barcelona. El especialista, que inauguró un ciclo de conferencia en Sa Nostra sobre los efectos del cambio climático sobre la salud humana, definió a la malaria «como la enfermedad parasitaria que más mortalidad provoca a nivel mundial». Además, advirtió que (la malaria) puede volver a Europa por el cambio climático.

Según el doctor Gascón, los turistas y hombres de negocios son los que más están expuestos a contraer enfermedades tropicales, y recordó que en Barcelona el «mosquito tigre», típico de las selvas asiáticas, ha logrado adaptarse y reproducirse en la capital catalana. Aunque no transmite enfermedades, es muy agresivo y su picadura puede traspasar la ropa.

Añadió que en los últimos tiempos se había detectado un disminución de la malaria, circunstancia que atribuyó «a que han proliferado los mosquitos que no transmiten la enfermedad».

Pese al peligro de esas enfermedades tropicales el doctor Gascón no se mostró partidario de aumentar los controles sanitarios en puertos y aeropuertos, medida que definió como «sin sentido», con una excepción: la fiebre amarilla. Esta es una enfermedad infecciosa aguda, de rápida evolución, transmitida por la picadura de mosquitos, por ello, el doctor Gascón insistió en que la vacunación es la medida más eficaz.

A la pregunta de si la llegada masiva de inmigrantes favorecía el desarrollo de enfermedades tropicales, respondió que «todos nos movemos, viajamos» y que existen tantas posibilidades de que un inmigrante sea portador de la enfermedad como «un turista u hombre de negocios».

También, se refirió al cambio climático y sus efectos sobre la población. Recordó que el pasado verano, y debido a las altas temperaturas provocaba por esas alteraciones en la atmósfera, mucha gente había muerto en Europa por el denominado «golpe de calor».