El Govern, a través de la consellera d'Immigració, Encarnación Pastor, ha anunciado que Balears acogerá a 10 menores inmigrantes llegados a las costas de Canarias de manera irregular. La propuesta del Ejecutivo pasaría por alojar a seis menores en Mallorca, dos en Menorca y otros dos en Eivissa. A cambio, el Ejecutivo espera una compensación por parte del Gobierno central para financiar la estancia de estos menores inmigrantes. El Govern pide 70 euros por día y menor mientras que el Gobierno central ofrece 30 euros.
La actitud del Govern, coordinada con la de las demás comunidades gobernadas por el PP, ha sorprendido. Balears sigue siendo una de las comunidades autónomas que genera más riqueza y debería dar un ejemplo en materia humanitaria. No tiene ningún sentido que Matas haya creado una Conselleria d'Immigració y Balears no dé una respuesta más solidaria. No se trata, no se puede tratar, desde luego, de una cuestión económica. Si el Govern tiene dinero para colaborar en multitud de proyectos humanitarios en todo el mundo, y tiene dinero para otros muchos proyectos promocionales muy cuestionados, es absurdo que ponga condiciones a lo que no debe discutirse: ayudar a esos menores que llegan a España y a Europa en busca de un futuro mejor.
En esta ocasión al Govern Matas le han faltado reflejos. Lo de menos es si le corresponde al Estado pagar o no los gastos. Lo urgente es ser solidarios. Es contradictorio que el Govern ayude, desde hace años, a los niños saharahuis o invite a niños europeos a pasar unas días de vacaciones en las Islas cuando se producen catástrofes en sus países y regatee ahora la ayuda a otros menores. Balears es solidaria y su Govern debe estar a la altura y no dejarse arrastrar por políticas partidistas, dictadas desde la sede central del PP, para atacar a Zapatero. Lo importante es ayudar. Balears no puede dar una imagen de falta de solidaridad.
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