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La temporada turística 2006 se puede caracterizar por muchas cosas, pero nadie pone en tela de juicio, salvo algunas apreciaciones interesadas y partidistas, que ha sido óptima en incremento de visitantes, ocupación e ingresos. A esto hay que sumar que la rentabilidad empresarial, después de varios años en cifras negativas, ha logrado remontar la curva y registrar un verano en medio de un clima de optimismo generalizado, con más ingresos y con una mejoría sustancial en la cuenta de resultados. El informe de la Alianza para la Excelencia Turística Exceltur, que no tiene miramientos a la hora de criticar coyunturas ni actuaciones empresariales, ha sido más que concluyente al afirmar que el 77 por ciento de los empresarios hoteleros de Balears han acabado el verano con beneficios y que el 86 por ciento considera que sus ventas han aumentado. Porcentajes que denotan el clima de satisfacción que impera en un sector muy dado a actitudes plañideras al menor imponderable, lo que demuestra la fragilidad de ánimo y la falta de conciencia empresarial que impera en una parte de este colectivo, tan denostado en ocasiones por parte de la sociedad isleña. Ha sido un verano tranquilo, en donde la industria turística balear ha podido remontar, por fin, el vuelo y pergeñar una próxima temporada de verano 2007, en unas condiciones inmejorables para que sea el mejor verano de la historia del turismo de Balears, aunque haya de por medio muchos imponderables exógenos que solventar. El turismo depende de muchas cosas, pero, por suerte, Balears dispone de una oferta de alojamiento y de servicios complementarios muy competitivo, de ahí la apuesta de grupos turísticos y touroperadores por las Islas desde hace décadas. Somos su destino vacacional preferido.