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«La obesidad es la responsable fundamental de la diabetes tipo II y su correlación con la patología cardiovascular está más que constatada. Ambas son las causas más importantes del fallo de riñón. La obesidad infantil empieza a ser ya un grave problema en Balears y, aunque no se observa una incidencia significativa de diabetes tipo II en niños, si se puede decir que los niños obesos serán diabéticos», advirtió ayer el nefrólogo del Hospital Son Llàtzer, Joan Buades Fuster, uno de los ponentes en las VII Jornades Renals Miquel Àngel Tous organizadas por la asociación para la lucha contra las enfermedades del riñón, Alcer.

«El ejercicio físico se ha convertido en una opción extraescolar, ya que los niños no pueden ir en bicicleta o jugar en las calles. Habrá por lo tanto niños que hagan mucho deporte si han optado por este tipo de actividades, pero también hay quienes apenas realizan ejercicio, simplemente porque prefieren jugar con videojuegos», afirmó Buades.

La diabetes tipo I se explica por un fallo inmunológico, cuyas hipótesis causales son muy complejas. Este tipo de diabetes afecta a jóvenes que requieren insulina de inmediato. Sin embargo, la diabetes tipo II, la más frecuente, afecta al 90% de los diabéticos, no se detecta si no es a través de un análisis de sangre.

La diabetes afecta hasta al 6% de la población general y la hipertensión incide de forma global en el 20%, aunque se concentra en los grupos de personas mayores de 60 años. Ambas, por otra parte, están en conjunción. Tenerlas bajo control es fundamental para evitar llegar al tratamiento de diálisis o al trasplante. Un objetivo del colectivo médico y de los propios afectados.

Como adelantó ayer la presidenta de la asociación ALCER y, asimismo, la presidenta de la asociación de enfermos de diabetes, Manuela de la Vega: «Ambas asociaciones compartiremos local en el futuro para ser más eficaces».

«No sólo en los enfermos renales, sino en la población general se ha constatado la relación hueso corazón. El calcio que se pierde con el tiempo parece ser que no sólo no desaparece sino que puede ir al vaso sanguíneo y calcificar las coronarias, la aorta, las válvulas cardiacas y vasos importantes del corazón. Varios estudios confirman la relación entre la osteoporosis y la enfermedad cardiovascular. En el enfermo de riñón la vulnerabilidad a las cardiopatías es mayor, bien porque el hueso se regenera de forma desordenada bien porque no se regenera», explicó el doctor Joan Buades.