La XII Trobada de Xeremiers, que se celebró ayer en sa Pobla, sirvió para comprobar el buen momento por el que atraviesa la música folclórica y tradicional de todo el mundo. Este año, unos 260 instrumentistas llegados de Escocia, Cerdeña, Catalunya, Asturias, Galicia, Valencia y muchos puntos de Mallorca se reunieron para intercambiar instrumentos, experiencias y partituras.
La cita, que arrancó el sábado con un concierto en la iglesia, continuó ayer por la mañana en la plaza, donde se podía ver y escuchar de todo. Desde xeremies y flabiols hasta gaitas, ocarinas o unas minimalistas luanedas llegadas de Cerdeña que, según explicaron, utilizan la boca como caja acústica para sonar. Muchos instrumentistas aprovechaban el encuentro para visitar los tenderetes de la plaza y comprar o encargar piezas e instrumentos.
El organizador, Antoni Torrens, no daba crédito ante la afluencia de público, que hizo que ayer pareciera que ya había llegado la Fira de Tardor a sa Pobla. «Cada año crecemos en cantidad y en calidad porque los instrumentistas están muy preparados y estudian para especializarse en música tradicional. El primer año sólo fuimos 24», recordaba.
Marta Medrano
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