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Cuando el Parlament aprobó la reforma del Estatut en junio incluyó un artículo que tenía que cambiar el devenir autonómico de Balears. Acostumbrados a estar maltratados por el Gobierno central de turno -siempre con escasas inversiones- el Estatut incluía una propuesta para que Madrid invirtiese 3.000 millones para compensar el déficit histórico de las Islas en el plazo de diez años. La iniciativa propuesta por Matas tuvo el respaldo de PSOE y UM en el Parlament.

En estos momentos, el futuro de la reforma del Estatut es más que incierto ya que el vicepresidente segundo y ministro de Economía, Pedro Solbes, se niega a reconocer los 3.000 millones que exige Balears, es decir, la cuantificación de la deuda histórica. PSOE y PP intentan buscar una fórmula alternativa, pero el president Matas ya ha anunciado que los 3.000 millones son irrenunciables para Balears. El jefe del Gabinete autonómico no quiere que Balears se convierta en una autonomía de segunda cuando, precisamente, Solbes no ha tenido ningún reparo en compensar vía Estatut las reivindicaciones de catalanes y andaluces para pagar el déficit histórico de estas dos autonomías. Balears tiene tanto derecho como el resto de las autonomías a que se compense el déficit de infraestructuras.

El 'quid' de la cuestión ahora es cómo cambiar el Estatut para que los 3.000 millones lleguen a Balears, bien vía estatutaria o a través de otras fórmulas. Matas ha dejado claro que apoyará que se incluya una propuesta similar a la catalana, es decir, que las inversiones dependan del PIB. Antich propone una tercera vía que haría una referencia a la insularidad. El líder socialista se juega mucho en esta negociación. Y Balears, también.

El futuro del Estatut es muy incierto.