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La lluvia y el fuerte viento acompañaron a los más madrugadores en la jornada festiva de ayer, Día de la Inmaculada. Una climatología lógica para las fechas en las que nos encontramos, pero que con el buen tiempo de sol y agradables temperaturas, que nos acompañaron en las últimas semanas, a más de uno le pilló desprevenido y sin paraguas. Algunos de los planes al aire libre, como torrades y excursiones se suspendieron e improvisaron paseos por los grandes almacenes o salidas al circo, teatro o cines.

El ambiente en el centro de ciudad fué de lo más tranquilo, pero en las zonas cercanas al Corte Inglés, Porto Pi y Alcampo tuvieron momentos de atascos circulatorios. Aprovechar para realizar algunas compras, de juguetes o preparativos de navidades, fue la opción más escogidas para dedicar la mañana lluviosa, donde los mercadillos de Plaza Major y Plaza de España permanecieron cerrados debido al mal tiempo, aunque por la tarde, al despejar algo, más de uno se acercó a pasear entre ellos. Otras opciones fueron las comidas en familia o amigos en restaurante, donde incluso había que esperar hasta una hora de cola si no se había reservado.

Por la tarde ya fue otra cosa. Al cesar la lluvia, el centro de Palma se llenó de gente. Muchos padres salieron con sus hijos a pasear, había mucho que ver. Animación callejera de lo más diversa para los más pequeños, música para los mayores, escaparates vestidos de Navidad. Eso sí, tiendas abiertas, pocas. A última hora, se respiraba un tímido ambiente navideño bajo las luces que arropan las calles.

Julián Aguirre