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Concluyó ayer el II Congreso Nacional de Dislexia con la demanda de un protocolo de detección y actuación ante este trastorno. Una demanda hecha por el colectivo de afectados, expertos y por el profesorado. A este respecto, Jaume Alzina, director del IES Llorenç Garcias i Font, reconoció la necesidad de incidir en el diagnóstico, la difusión y la sensibilización del problema: «El 90 por ciento de los profesores de Secundaria tiene un conocimiento superficial y extraordinariamente genérico del trastorno», aseguró.

Fue uno de los adolescentes afectados por esta enfermedad, Miquel Vicenç, quien con mayor claridad expuso el problema: «Como pueden abordar aquello que no son capaces de entender», dijo.

El relato de los niños y adolescentes que protagonizaron la última jornada del congreso fue, en el mejor de los casos, preocupante.

Es el caso de Montse, una de las niñas que han tenido que cambiar de colegio ante la incapacidad del profesorado. Un testimonio avalado por profesionales de Disfam que reconocieron: «A veces, nosotras mismas nos desplazamos a los centros escolares y vemos que es imposible, no hacen adaptación curricular a pesar de tener un diagnóstico. Simplemente lo resuelven con programas de diversificación, así que no nos queda más remedio que recomendar el cambio de centro».

Otra de la quejas expuestas por los niños fue que los profesores no corrigen sus exámenes por tener mala letra. Los afectados no han tenido la posibilidad de realizar sus controles o exámenes con un ordenador, otra de las peticiones de los afectados en la jornada de clausura.