Hasta las metidas de pata más garrafales tienen, además de su parte ridícula o graciosa, su parte solidaria como puede comprobarse en las cientos de historias que han visto la luz con la publicación del libro Ridiculum Vitae.
La ONG mallorquina La Sonrisa Médica ha realizado, gracias a la colaboración de muchos personajes conocidos de la sociedad mallorquina, este libro recopilatorio, en clave de humor, de las situaciones más comprometidas, vergonzosas y también graciosas en las que se han visto involucrados en alguna ocasión tanto en sus vidas profesionales como en el terreno más personal.
Los beneficios obtenidos por la venta de esta obra serán destinadas a sufragar los gastos de la ONG mallorquina que, a través de sus payasos, llevan miles de risas y diversión a los pequeños que se encuentran ingresados en las unidades pediátricas o infantiles de los centros hospitalarios de Balears.
Contados a su manera, estos son los grandes o pequeños ridículos de algunos de sus muchos protagonistas.
Catalina Cirer. La alcaldesa de Palma recuerda el mal rato que pasó hace dos años en la recepción a los príncipes de Asturias. Cirer estrenó traje para la ocasión y con las prisas, en la tienda olvidaron quitarle las alarmas. La buena maña de los encargados de mantenimiento del Ajuntament evitó que la alcaldesa hiciera sonar los arcos de seguridad instalados en el Consolat de la Mar.
Maria Antònia Munar. La presidenta del Consell de Mallorca pasó un momento ridículo cuando en un acto militar, siendo consellera de Cultura del Govern, se dirigió cordialmente a un general y, al no recibir respuesta, se dio cuenta de que lo estaba confundiendo con su ayudante.
Rafael Nadal. El tenista mallorquín fue engañado durante cinco días por unos amigos, que le hicieron creer que un joven argentino al que vio en un hotel de Cincinnati era el piloto de Fórmula 1 Mark Weber. La anécdota llegó hasta tal punto que Nadal le invitó a pelotear con él y el argentino siguió la broma. El ridículo lo vivió cuando de vuelta a Mallorca le contaron la verdad.
Pere A. Serra. El editor de Ultima Hora comparte con buen humor cómo su hijo cuando sólo tenía 6 años le hizo pasar una situación muy embarazosa con uno de sus mejores amigos. El pequeño le preguntó, «Tio Manuel, és vera que tu ets xuetó?». Pere A. Serra no pudo más que avergonzarse por esas cosas que tienen los niños.
Tomeu Penya. El cantante relata una de las muchas anécdotas que le han sucedido en sus conciertos. Una descomposición intestinal le hizo abandonar el escenario en pleno concierto, ante 15.000 personas. La situación se agravó cuando el improvisado servicio no disponía de papel higiénico.
Maria de la Pau Janer. La escritora confiesa en el libro su facilidad para tropezar y caerse en los lugares y en las situaciones más comprometidas. La última vez, en la entrada de un restaurante y ante decenas de personas.
Éstas son algunas de las divertidas historias que se pueden encontrar en este libro benéfico. Son casi setenta los personajes solidarios que han compartido sus ridículas experiencias, algunas incluso muy personales, para que sean destinadas a una buena causa como es hacer que las risas de los pequeños invadan los hospitales gracias al trabajo de los payasos de La Sonrisa Médica. Una historia, millones de sonrisas.
Ana Largo
Foto: Pere Bota
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