La elaboración de joyas realizadas con una planta herbácea que crece en el país africano de Benín era hace diez años un trabajo de artesanía en vías de desaparición y que ahora ha sido recuperado por la cooperativa Tebenikete como una forma de dar trabajo y un medio de vida en este país tan castigado.
La cooperativa da trabajo a más de 1.000 mujeres Betanmaribé de la región de Natitingou, en el noroeste de Benín, que se encargan de recolectar esta planta autóctona de la región y elaborar con ella minúsculas trenzas con las que después realizan collares, pendientes, anillos, cinturones o pulseras.
Esta labor les permite asegurar la educación de sus hijos, así como una ayuda para las necesidades de sus hogares. Además, parte del dinero obtenido con la venta de estas joyas se destina a tareas comunitarias en la región: alfabetización, formación artesanal y escolar, construcción de pistas rurales y de molinos de maíz comunales.
Las mujeres recogen las plantas tras el periodo de lluvias, las separan según su grosor y después van trenzando las ramas de ocho en ocho, un trabajo delicado y difícil ya que no debe romperse ninguna de las ramas. Posteriormente las tiñen con tintes naturales. En este sentido, hay que destacar que cada color tiene un significado concreto. Así, el rojo se utiliza para los ritos de iniciación, el blanco lo emplean las madres con niños o niñas, el negro y blanco quienes tienen tanto niños como niñas, mientras que el negro lo emplean las mujeres que no tienen hijos.
L.E.C.
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