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Muchos fueron los que la víspera de Sant Antoni optaron por coger el tren para desplazarse a sa Pobla y así disfrutar de la noche, aprovechando que Serveis Ferroviaris incrementó la frecuencia y ofreció un descuento especial del 50%. Los trenes que partían a última hora de la tarde lo hicieron sin un asiento libre y colgaban el cartel de 'completo' en las paradas próximas a sa Pobla, ya que los habitantes de los pueblos próximos también prefirieron evitar los atascos, preocuparse por aparcar y el no poder acompañar la espinagada con un vasito de vino.

Al acabar el espectáculo pirotécnico una gran serpiente humana se dirigió hacia la estación, pero en general el regreso fue más bien escalonado, los que decidieron marcharse antes, familias con niños que acabaron durmiéndose, mecidos por el traqueteo del tren y vencidos por tanta excitación provocada por los dimonis, y trabajadores que no se libran de madrugar el día de Sant Antoni.

Como señaló el revisor, de bastante buen humor a pesar del incremento de trabajo, al cabo de unas horas llegarían los más jóvenes tras disfrutar de la marcha poblera en la noche más mágica y endemoniada, y así hasta al amanecer. De vuelta a casa, noche cerrada con destellos de algún fogueró cercano a las vías, el tren se une a la fiesta sin parar la marcha haciendo sonar su bocina... la noche bruja también viaja en tren.

Lydia E. Larrey