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Joan Mesquida, director general de la Policía y de la Guardia Civil, decidió ayer suspender durante tres meses de forma cautelar al secretario general de la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC), el también mallorquín Joan Miquel Perpinyà, y al secretario de Comunicación, Juan Antonio Delgado. Ha sido la primera y no única consecuencia de la concentración que la AUGC convocó en Madrid hace una semana, reuniendo a cerca de 3.000 guardias civiles, la mayoría de ellos uniformados.

La decisión de Mesquida de abrir estos dos primeros expedientes se veía venir, en cumplimiento del duro Régimen Disciplinario de los miembros de la Benemérita, que considera falta muy grave realizar conductas contrarias a la disciplina. La concentración del pasado sábado, con el lema «Derechos ya», fue excesiva en sus formas y convirtió la presencia uniformada de parte de sus miembros en una provocación innecesaria.

Las formas no fueron las adecuadas, pero las reivindicaciones tienen sentido. Desde hace años amplios sectores de la Guardia Civil -no la oficialidad- vienen reclamando la desmilitarización del Cuerpo y que no se les aplique un régimen disciplinario militar, en absoluto comparable al de sus colegas -civiles- del Cuerpo Nacional de Policía. Los guardias concentrados criticaron al Gobierno de Zapatero por no cumplir su promesa electoral. Además de suavizar las duras medidas disciplinarias, los guardias civiles reclamaban mejoras laborales y horarios más definidos.

El Gobierno tiene ante sí un conflicto que, lejos de atenuarse, es posible que crezca con estos primeros expedientes. La cuestión es realmente compleja y plantea varios interrogantes, sin olvidarnos que en Europa hay otros cuerpos policiales de carácter militar, como son los Carabinieri italianos y la Gendarmería francesa. Quizá haya llegado la hora de introducir algunos cambios, reduciendo la condición militar a algunos aspectos muy concretos, y elaborando un nuevo reglamento interno más parecido al de los cuerpos de seguridad civiles. Y sin que la Benemérita pierda este grado de eficacia y entrega que le caracteriza.