Pequeños y mayores disfrutaron de la iniciativa.

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Con un breve espectáculo y avance de lo que será el documental, los artistas del circo Bover han completado una especial aventura por cinco campamentos saharauis en Tindouf (Argelia).
Seis artistas, Sebastián Jordá, Guillem Vizcaíno, Víctor Estibelman, Juan Luis Vera, Elena Xibille e Iván Alonso han viajado derrochando ilusión, magia y contagiando el buen humor y la risa a miles de personas. Alrededor de 25.000 refugiados se encuentran en campamentos como Auserd, 27 febrero, Aaiun, Smara o Tjala, donde pudieron disfrutar del espectáculo cerca de 450 personas en cada función.
Gracias al soporte económico de la II Nit de Clown, los artistas han podido sufragar un viaje donde el mayor problema con el que se han encontrado ha sido las complicadas carreteras por donde se trasladaban con el camión y el vehículo. Junto a los seis artistas han convivido Marta Fernández, quien durante un mes ha estado elaborando un documental y Juan Luis Vera quien ha solucionado los problemas mecánicos durante el camino.
Más de 2.500 narices rojas de payaso se han lucido en los campamentos saharauis, donde además del show compuesto por actuaciones cómicas, los asistentes podían apreciar números aéreos, de malabarismo, equilibrio y el humor más emblemático de un circo protagonizado por los payasos.
Durante la estancia en los campamentos, cada uno de los integrantes de esta solidaria aventura, ha aportado sus experiencias y conocimientos en talleres de clown, donde miles de niños y monitores además de aprender han podido quedarse con material del circo como narices y malabares, para poder seguir con esta iniciativa realizada por el grupo mallorquín que compone el circo Bover.
Entre las anécdotas que nos desvelaron ayer tarde en el centro social Flassaders, Elena Xibille, una de las componentes, destaca la falta de todo existente en estos sitios, lo que provocaba que cuando realizaban el número con el que cerraban la función, los espectadores no eran conscientes de que todo había terminado y aguantaban esperando más. «La experiencia ha sido muy fuerte. Hemos llegado a sitios donde no había nada y todo era inhóspito».
Sin duda, el circo Bover ha realizado una labor que podría seguir adelante gracias a las subvenciones y aportaciones en próximos eventos o espectáculos que realicen en Mallorca, pues hay misiones que no tienen precio, pero para las que hace falta dinero para llevarlas a cabo.
Julián Aguirre