Los mallorquines visitaron también el centro de entrenamiento de Grosbois. Foto: JULIÁN AGUIRRE

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No se puede venir al Grand Prix d'Amérique sin hacer una crónica social de esta gran cita del trote mundial en la que se reúne la alta sociedad europea y el glamour de los grandes eventos. París presenta un sinfín de alternativas para los cientos de aficionados mallorquines que han viajado hasta aquí para ver la carrera. Pero mientras algunos llevan desde el miércoles en la ciudad de la luz, otros llegaron anteayer y sin perder ni un minuto ya salieron de marcha.

Restaurantes románticos, con ambiente de música en vivo, pubs y locales para tomar unas copas ponen la nota más festiva de este fin de semana. Ayer sábado, mientras la gran mayoría de hombres realizaba la tradicional visita al centro de entrenamiento Grosbois, las mujeres decidieron dedicar la jornada matinal y relajarse en los grandes almacenes Lafayette, los Campos Eliseos, el Arco del Triunfo y la Torre Eiffel.

Al mediodía, todos se reunieron en el hipódromo de Vincennes, allí vimos a las diez propietarias mallorquinas de un trotón francés llamado Metre Dubite, el cual ha sido adquirido por la peña de Ses Madones: Cati Aguiló, Juana Mayol, Margalida Gelabert, Antònia Font, Xisca Garcias, Sebastiana Salleins, Rosa Sampol, Juana Oliver, Catalina Pou y Dolores Arribas, quienes apoyan la función de sus maridos y de esta manera se han introducido en el mundo del trote, con un precioso caballo que ayer no pudo competir debido a que a última hora se resfrió.

Julián Aguirre (París)