Un gran número de ciudadanos se agolpó, con motivo de la jornada de puertas abiertas, en las inmediaciones de la capilla para ver la reforma del artista en la Seu. Foto: M. A. CAÑELLAS

TW
0

Palma vivió ayer dos jornadas de puertas abiertas diferentes pero con un nexo en común: presentar dos obras de arte espectaculares. Durante dos horas, los ciudadanos pudieron acudir a la Catedral para contemplar la reforma que ha realizado Miquel Barceló en la Capella del Santíssim de la Seu, mientras Es Baluard abría de forma gratuita toda la jornada para celebrar la inauguración de la escultura Bou, de Santiago Calatrava, y de la exposición centrada en la obra más desconocida del arquitecto. Ciudadanos y turistas aprovecharon la tarde del sábado y abarrotaron la Seu desde primera hora de la tarde para no perderse esta oportunidad de contemplar la obra in situ. Poco tiempo para la gran respuesta de público, lo que generó colas interminables para conseguir ver en dos horas escasas la intervención del artista felanitxer en la Catedral de Palma. Por eso fueron muchos los que se quedaron con las ganas de poder ver adecuadamente la capilla, como Francisca Payeras, que sólo pudo observar del retablo cerámico «lo que asoma por encima de las cabezas», dada la gran cantidad de gente que se agolpó en el lateral derecho de la Seu. De la misma opinión fueron muchos otros asistentes que, a pesar de alabar la obra, se quejaron de la mala organización. «No me ha merecido la pena venir porque no he podido disfrutar de verla como yo me esperaba, hay demasiada gente», reconocía Esther Bauzá. Catalina Mir afirmó que volvería «mañana durante la misa para poder contemplar la capilla de forma tranquila y sin tantas aglomeraciones y agobios». Y es que la marabunta fue tal que muchos de los ciudadanos asistentes a las jornadas de puertas abiertas se subieron en los bancos, o en cualquier lugar, para poder contemplar algo, mientras los monaguillos intentaban poner un poco de orden.

Las puertas de la Seu se cerraron diez minutos antes de las siete, justo antes de la misa, para que nadie se quedara con las ganas de entrar. Es decir, el horario finalmente se alargó sobre la marcha veinte minutos más. La jornada de puertas abiertas continúa hoy desde las 16.30 hasta las 18.30 horas. El presidente del Cabildo, Joan Darder, comunicó ayer que, dada la gran afluencia de público y el reducido horario, «si el Cabildo recibe muchas peticiones para ver la obra, se ampliarán las jornadas de puertas abiertas», pese a que aún no se han especificado los días.

Sin embargo, la Capella del Santíssim podrá visitarse en el horario de actos religiosos del templo y de lunes a viernes entre las 10.00 y las 15.00 horas, y los sábados de 10.00 a 14.00 horas, horario de apertura del museo de la Catedral. Hay que recordar además que todos los ciudadanos residentes en Balears pueden disfrutar de entrada gratuita al museo y al templo presentando el DNI. En Es Baluard no se vivió la misma desorganización y no se formaron colas, ya que la asistencia fue continua, pero sin aglomeraciones. El horario, de 10.00 a 20.00 horas, fue mucho más amplio, por lo que las 2.145 personas que acudieron hasta el centro de arte para contemplar la obra de Calatrava tuvieron más tiempo y, también, al no tratarse de un lugar tan concreto, más espacio para ver la exposición tranquilamente. Para Cati Mari Cañellas, estudiante de arquitectura, la muestra «es espectacular». «Me encanta porque Calatrava plasma en sus obras su mundo arquitectónico». María Blaya, por su parte, aseguraba que «las esculturas son de una sutileza brutal, esconden un juego de equilibrios y fuerzas que consigue suspender los volúmenes». Un equilibrio que también destacó Biel Martínez. «Parece que las esculturas van a caerse, pero eso es imposible porque se trata de auténticas maravillas de la ingeniería».

Ana Largo/Laura Moyà