Calzado clásico, avarques y porqueres. No hay un zapato mallorquín. Hay muchos. La conselleria de Comerç ha hecho posible que en el estand 9 del Instituto Ferial de Madrid (Ifema) once pequeñas marcas se promocionen, mientras que las fuertes han ocupado trece estands más grandes en el elitista pabellón 5.
El zapato balear es muy artesanal, de mucha calidad y con un diseño propio. «No hay que copiar a nadie», asegura el responsable del CDEIB de la Conselleria de Indústria, Antoni Munar, encargado de promocionar los 'productos cinco estrellas de las islas'. Desde luego, el campanazo lo podría dar el israelí Uris Loffler, que junto a su mujer y dos hijos comercializa la marca Artestruz: zapatos, cinturones y carteras en piel de avestruz que cuestan entre 75 y 145 euros, pudiendo alcanzar los 885 euros la bota de mujer.
Mallorca concentra la principal vanguardia del mercado, los zapatos hechos con piel de avestruz, los tradicionales de Inca y Lloseta que destacan por su calidad, las babuchas que se elaboran en es Raiguer desde hace 40 años, y marcas de reconocido prestigio como Lotusse 1877 y Barrats 1890.
Calzados Murta, de Lloseta, está atendido por Rosa Morro. «La próxima temporada se llevarán zapatos de mujer en tela tipo manoletina», dice, y señala que en verano el color dominante será el dorado.
El zapato mallorquín de calidad para clases medias se puede ver en Vidal Seguí, de Inca, y su marca Aida. Jaume Vidal explica que su zapato «clásico» cuesta entre 55 y 60 euros y sobre todo lo distribuye en zapaterías de Santander, País Vasco y Asturias.
En la próxima temporada vuelven las avarques menorquinas que hace Mito, en Inca, de colores llamativos e incluso cubriendo el tálón con cuero al estilo ibicenco. Esta pequeña fábrica recupera paar el mercado las tradicionales porqueres que en los años 20 autofabricaban los payeses.
Una curiosidad es que hasta hace unos años, Kobax, de Inca, vendía más de un millón de babuchas al año. Hasta que llegó la competencia china. Las babuchas de Miquel Mulet cuestan sólo 3 euros, pero los asiáticos rompen el mercado vendiéndolas a 1,5 euros. Muchos turistas las adquieren.
La prestigiosa marca Lottusse 1877, de Inca, presenta para los meses más fríos del año la línea masculina Neo Worker, un regreso a los años 20, a la moda retro de los proletarios estadounidenses. Por su parte, Barrats 1890, de Inca, es otro de los poderosos que exporta al extranjero. Plantea el aspecto retro de vuelta a los años 60 y 80. En las mujeres se llevarán los zapatos acharolados -efecto luminoso- de cuña, poco tacón y aire masculino. El hombre vestirá estilo inglés, zapato clásico de horma delgada.
José Sevilla (texto y fotos)
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