Cientos de personas descubren el metro de Palma este fin de semana. Es una buena oportunidad ya que hasta septiembre el paseo es gratis y, además, la estación del campus cuenta con actuaciones musicales y de animación para quienes llegan hasta el final del trayecto. Hoy, todas estas actividades se mantendrán a lo largo de la jornada para animar a los viajeros curiosos a conocer el metro de Palma.
En la estación de la Universitat no hay servicios o, al menos, eso era lo que decía el vigilante de seguridad ayer, cuando la gente le preguntaba dónde está el baño, él contestaba: «Bueno, hay un pequeño servicio para el personal que ustedes pueden usar ¿Qué le vamos a hacer?...».
Desde luego la experiencia no dejó impasible a los usuarios, normalmente grupos de familias y amigos con una enorme curiosidad por conocer de primera mano la obra de mayor impacto que se ha llevado a cabo en Ciutat.
Alagos para la estación intermodal de Palma, comentarios sobre la buena velocidad del tren, tal vez muchos esperaban que la máquina no fuera tan rápida. También llamó la atención de los pasajeros la salida a superficie a la altura de Son Sardina y, en concreto, el paso a todo gas por encima del puente, para después volver bajo tierra hasta la Universitat.
Cuando finalmente la máquina llega a la última parada una orquesta y un grupo de payasos invita a los usuarios a un zumo de naranja.
Hasta ahora todo muy bien, sin embargo en la UIB el viajero deberá salvar un pequeño problema.
Más allá de las colas que se formaron en los servicios del personal laboral, algunos encontraron algún árbol o matorral en el campus para aliviar sus necesidades.
Las máquinas de café y demás tampoco estaban ayer operativas, probablemente, porque nadie se esperaba que la UIB comenzara a ser una de las excursiones preferidas de los palmesanos.
Sin embargo, como comentó un profesor universitario de Historia: «Por las tardes ya hay muchos jubilados que vienen a pasear por el campus».
De hecho algunos mayores comentaban también que en el campus se encuentran naranjas, cerezas o almendras, según la época.
Otros decían: «¡Hombre!, si hubiera abierto algún restaurante pues ya nos quedábamos a pasar el día».
Las opciones que abre el metro son infinitas. Algún «currito» muy listo decía: «Si vives en Esporles, Palmanyola o Valldemossa, dejas el coche en el campus y llegas a Palma en metro».
Uno de los comentarios más optimistas lo dio un joven vecino de Son Sardina de nombre Tolo: «El metro es la revolución».
La verdad es que en Son Sardina uno tiene enlace con Serveis Ferroviaris de Mallorca, Empresa Municipal de Transporte y Metro. Probablemente se ha convertido en el centro neurálgico mejor conectado de toda la Isla.
Capítulo aparte merece el tema de la limpieza. La razón es simple. Palma ya es como Londres o como Madrid, decían, pero «sabemos en que lamentable estado están los metros de estas grandes capitales», continuaban.
Por el momento, mientras el metro de Palma permanece inmaculado, coger a los niños o las bicicletas y aprovechar el paseo es una buena idea para disfrutar un domingo como hoy. Llegarán en sólo 13 minutos.
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