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Los terrenos de la Marina de Magaluf acogen todos los sábados un mercadillo que cada semana, desde las nueve de la mañana hasta las dos de la tarde, reúne a centenares de visitantes entre turistas y residentes. Más de medio centenar de paradas se alinean entre las Avenidas de las Palmeras y de Sa Porrassa con la carretera de Cala Figuera, en un amplio y variopinto surtido de objetos para todos los gustos y cuyos precios oscilan entre unos pocos euros a más de trescientos.
Desde ropa a pequeños objetos decorativos, pasando por discos de vinilo, muñecos de trapo, figuras y vajillas de porcelana, copas de cristal esmerilado, radios de época, sellos, monedas y hasta cuernos de búfalo.
Pudimos apreciar un nivel superior al que se ve el mercadillo de las Avingudes de Palma, aunque menor al que ofrece en materia de antigüedades el de Consell.

Itinerantes
En todo caso, muchos vendedores son itinerantes y coinciden en otros municipios según el día de venta. Asimismo, destaca la cantidad de extranjeros y especialmente alemanes, entre otras nacionalidades, que han establecido aquí su parada, con el común denominador de una mayor calidad en los objetos que ofrecen.
Es evidente que la esencia en esta venta sabatina son los objetos de segunda mano, por su carácter peculiar o anacrónico.
Muchos visitantes acuden sólo a curiosear, otros regatean los precios en un tira y afloja que puede durar cierto tiempo, algunos se marchan satisfechos por lo que han encontrado, por cuanto de curioso encierran.
Son los objetos no exentos de nostalgia que nos remiten a la infancia, en algunos casos ya remota, como los sifones, puzzles, plumas estilográficas, revistas o cochecitos. También atraen la atención las figuras procedentes de países lejanos como India o China, que suscitan la fantasía de lo exótico a través de budas, dragones y otras representaciones decorativas.
Es difícil no caer en la tentación de adquirir algunos objetos, cuya belleza indiscutible y valor artesanal constituyen todo un reto a la hora de ubicarlos de forma apropiada en casa. En este sentido, destaca la cristalería europea en distintas configuraciones y colores, así como los objetos decorativos orientales.

Precio
Ir en busca de una ganga aquí es fácil, dado que se pueden encontrar cosas interesantes por un módico precio, según el perfil del cliente, que se divide en dos clases: el autóctono o extranjero residente y el turista. Los primeros van a la búsqueda de objetos de interés, los otros en pos de elementos típicos de Mallorca.
Entre los aspectos positivos de este mercadillo destaca el aparcamiento, que si bien al mediodía está a tope, tiene la ventaja de que es gratuito y además no interfiere en el tráfico. Como inconveniente y al igual que ocurre con la mayoría de puestos ambulantes, la dependencia de la meteorología.
Y es que la lluvia puede malograr muchos de los objetos expuestos, con lo que a las primeras gotas, se recubren de plásticos o directamente se recogen. La falta de sombra también puede ser un incordio en días calurosos.
En todo caso, es un lugar que merece la pena visitar y en el que se puede encontrar siempre algo que valga la pena adquirir, a un precio razonable .
Gabriel Alomar