A Dentistas sobre ruedas (DSR) se les unen en Senegal nuevos colaboradores. Desde Barcelona llegan Paty Abril, publicista, y Àlex Martínez, que trabaja en una compañía que hace campañas de promoción en los Dutty Free de los aeropuertos españoles, a quienes se les asignan, mientras permanecemos en Mbour, los trabajos de cocinera y de Sonrisa Médica o animador de niños a la espera de sentarse en el sillón de dentista, respectivamente, y esterilizaciones de instrumental durante nuestra estancia en Lampoul. Desde Palma, tres días después, se les suman dos dentistas, Irene Coll y Paquita Rigo, la auxiliar Antonia Morado, y quien suscribe, al que nombran encargado de marcar los tiempos y le asignan la farmacia, pues está claro que aquí nadie está sin hacer nada.
A Dakar hemos llegado Antonia Morado y servidor pasadas las diez de la noche. Las dentistas Irene y Paquita han aterrizado en el aeropuerto Leopoldo Sengor media hora antes. Una vez en tierra, tras haber realizado los trámites de inmigración y recogidas las maletas, llamamos a Pap, un taxista cuyo número nos ha facilitado alguien, que nos viene a buscar para acompañarnos, a pie, hasta el lugar donde se encuentran las dentistas. Luego, en dos taxis recorremos alrededor de ochenta kilómetros por una carretera de piso bastante precario, prácticamente a oscuras. El taxista, para amenizar el recorrido, coloca en el cassete lo último de Omar Pen, que viene a ser como el Bisbal de Senegal, y que nos tragamos enterito, y a todo volumen. Y es que le veo tan ilusionado marcando el ritmo con las yemas de los pulgares sobre el volante y moviendo los hombros, que me da no se qué decirle que nos libere de aquel infierno musical, o al menos que baje el volumen.
Hora de descansar
A la hora y media de carrera nos detenemos frente a una casa de dos plantas, en la calle principal de una ciudad que nos da la impresión de que no es pequeña. ¿Un hotel? Podría ser. Tras dejar las maletas en las habitaciones que nos han asignado, quedamos con Pap para que nos pase a recoger a las ocho y media de la mañana siguiente para llevarnos a Louly, que es donde DSR ha establecido su base. Como buen africano, Pap pasa a buscarnos dos horas y media después de la hora prevista. Se excusa, «me he quedado dormido». Tras cambiar euros por cefas en una ferretería dirigida por un marroquí, nos ponemos en marcha. Circulamos sobre una carretera más o menos regular, y sobre mediodía nos unimos al grueso de la expedición, que dicho sea de paso nos recibe con los brazos abiertos. En Louly trabajamos y pernoctamos en una especie de ambulatorio construido por la ONG española Por una sonrisa en Àfrica. Está en pleno campo, a unos 15 kms de la ciudad costera de Mbour, al sur de Dakar.
Según nos cuenta Alfonso Jaume en lo que nos va mostrando las instalaciones, DSR ha estado con anterioridad en Lampoul, un pueblo de pescadores situado entre Dakar y Saint Louis, donde el trabajo no les ha faltado, pero que han tenido que dejar para trasladarse a este lugar a causa de un compromiso que habían adquirido previamente con la ONG anteriormente citada. «En Lampoul hemos detectado caries e infecciones severas; aquí vamos a ver qué nos encontramos».
En Louly, DSR trabajan mayoritariamente con niños de las escuelas de los poblados próximos a los que vamos a recoger en un todoterreno Nissan. Hay viajes en que se transportan hasta veinte críos, que a veces llegan con el profesor. Son niños entre seis y diez años, muy bien educados y disciplinados, cosa que apreciamos cuando tienen que esperar para ser examinados por los dentistas. Aparte, su capacidad de llevar bien el síndrome dentista es enorme. Las condiciones de trabajo en este lugar no son las mejores, por lo que hay que adaptarse a él como sea. En una de las habitaciones del dispensario médico, sobre dos camillas reclinadas, dos dentistas hacen extracciones en lo que es la unidad móvil estacionada en el patio y donde también se llevan a cabo las inspecciones bucales y empastes. Se trabaja mañana y tarde, y a veces hasta de noche. Para llevar mejor el orden, se han establecido unos turnos, lo que permite que siempre haya alguien descansando.
¿Hemos dicho que en Louly estamos todos ocupados? Pues sí. Unos frente al sillón del dentista, otros llevando y trayendo críos, y otros yendo a hacer la compra, que son los que luego cocinan. Así, por ejemplo, mientras que dos dentistas y sus correspondientes auxiliares están haciendo revisiones bucales, Paty y Mou se desplazan a Mbour, a comprar, Juanfe trae o lleva críos -eso cuando no está haciendo alguna reparación, pues como hemos dicho es el Mc Guiver del grupo-, mientras que Àlex y yo tratamos de entretener a los niños en lo que aguardan a pasar consulta. ¿Que qué hacen los que están de libre? Pues nada. O puede que estén haciendo la colada con el agua que se extrae, a mano, del pozo que tenemos en el patio. O, si no, pues igual están echando una mano a la cocinera.
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