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De forma constante nos bombardean con noticias que hablan del precio de la vivienda, si subirá más, si bajará, si se estabilizará... y a la hora de la verdad comprobamos que lo único que hace es incrementarse, aunque quizá a menor ritmo que hace un par de años, pero de forma imparable. De hecho, el precio de la vivienda no ha bajado jamás, ni siquiera en caso de guerra, por lo que siempre se ha considerado la inversión en «ladrillo» como la más segura. Claro que en aquellos «felices 80» en que la Bolsa se puso de moda en un país que tradicionalmente le había dado la espalda, muchos prefirieron jugar con su capital en los mercados y más de uno dio en la diana. Ahora, después de que eboom de la Bolsa haya vuelto a los cauces normales y cuando los tipos de interés cayeron a niveles históricos, la vivienda retornó a la mirada de quienes tenían algún capital que pretendían conservar.

Por eso España es el paraíso de las segundas y terceras viviendas, porque es la forma más racional de ahorrar para el futuro, ya que las inversiones de otro tipo no dejan de tener sus riesgos.

Ahora se detecta cierta moderación. Lo que no significa -que no lancen las campanas al vuelo quienes todavía no han comprado- que los precios vayan a bajar. Eso es muy improbable. Lo que ocurrirá, a tenor de lo que ya está ocurriendo en España hace meses y en Europa más recientemente, es que el incremento de precios -que seguirá en vigor- tendrá un ritmo más moderado.

Los expertos detectan para 2008 un bajón importantísimo del número de construcciones, pero se cree que este hecho no provocará una caída brusca de los precios. El aterrizaje será suave, dice la ministra del ramo, pero todo parece indicar que no habrá reducción del precio, sino sólo moderación.