TW
0

Tras cuatro años gobernando en pacto, llega la hora de hacer balance de la gestión realizada gracias al acuerdo entre el PP y UM, un balance que, como casi todos, muestra claroscuros. En términos de realizaciones, la estabilidad propiciada por un acuerdo sólido ha tenido efectos positivos para todos los ciudadanos de las Islas. Balears ha salido modernizada con este acuerdo, se han realizado infraestructuras necesarias para las Islas, como la mejora de las carreteras, la puesta en marcha de la primera línea de metro en la Comunitat o la construcción de hospitales que permitirán descongestionar los que ya existen; se han puesto en marcha nuevos equipamientos educativos y residencias para la tercera edad. Si sólo se miran las realizaciones, podría decirse que estos cuatro años de gobierno del PP con el apoyo de UM han puesto a las Islas al nivel en el que debían haber estado hace ocho años. Y en cuanto al aspecto ideológico, no cabe duda de que el pacto ha sido positivo por cuanto se ha llegado a acuerdos de carácter moderado y centrista que sintonizan perfectamente con los deseos de una amplia base de la ciudadanía.

Sin embargo, no todo ha sido positivo en estos cuatro años. A pesar de la estabilidad que debía aportar un acuerdo mayoritario entre los partidos de centro-derecha en las Islas, la legislatura no ha estado exenta de tensiones entre las dos formaciones. Alguna de ellas ha sido provocada directamente por el sector más intransigente del PP, cercano a la línea más extrema que proyecta la dirección nacional, que se han apuntado a UM como enemigo natural del PP y han intentado acabar con el partido de Maria Antònia Munar con artes no del todo válidas. Esta tensión se está reflejando en la campaña electoral, con una agresividad dialéctica jamás vista hasta ahora sorprendente entre quienes todavía mantienen un pacto.

En el lado negativo de la balanza hay que situar los escándalos de corrupción vividos en algunos municipios de las Islas, que han colocado a Balears en el epicentro del huracán mediático de España. Ha sido lo peor de la legislatura y, a pesar de la contundente respuesta inicial de Jaume Matas por atajarlos, aún colean por los juzgados con importantes derivaciones políticas.