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Por primera vez la Santa Sede ha nombrado a dos teólogos censores para revisar la obra de Ramon Llull, sobre la que el inquisidor del Reino de Aragón y fraile de la orden de los dominicos, Eymerich, vertió acusaciones de herejía, brujería y magia. Tal y como dio a conocer ayer el postulador de la causa de canonización del beato Ramon Llull, Gabriel Ramis, el proceso que llevará a la santidad al sabio mallorquín tardará exactamente «la eternidad».

«Roma es eterna, el tiempo no cuenta», dijo el postulador de la causa de canonización del beato en la festividad de la Santísima Trinidad que celebró la Associació Ramon Llull y el Obispado de Mallorca en la finca Miramar, donde se ubicó el antiguo Monasterio de Miramar, fundado por Jaume II, a instancias de Ramon Llull, y que albergó la escuela de idiomas orientales en la que estudiaban los frailes que debían convertir a los infieles.

Ramis afirmó que por el momento «se están transcribiendo los procesos hechos durante los siglos XVII y XVIII, aunque el Obispado dispone de escasos medios».

El encuentro celebrado en la finca Miramar concentró a cerca de un centenar de amigos y estudiosos de la obra de Ramon Llull de diversas instituciones religiosas y académicas de la Isla.