Con la fecha límite para hacer la declaración de la renta ya superada, según datos de la Conselleria d'Economia, el 80 por ciento de los contribuyentes de Balears ha elegido el servicio Renda Àgil del Govern balear para realizar su declaración de la renta.
En la sede de la Renda Àgil, en el Polígono de Son Fusteret de Palma, desde que se puso en marcha el servicio el pasado siete mayo hasta su cierre esta semana pasaron un total de 46.500 personas. Tras tantos años de trabajo, hay más servicios para que la gente que acude tenga las máximas garantías de ayuda, rapidez y eficacia.
Nervios, enfados, tristeza, algunos gritos, situaciones más que curiosas y hasta pequeños accidentes han vivido los trabajadores durantes estos dos largos meses.
Alejandro Payeras, de la Banca March, ha estado trabajando atendiendo a los clientes con cita previa para hacerles la declaración de la renta. Con un horario estipulado entre las 9.30 y las 14.00 y de 16.30 y 19.30 horas realizó una media de 20 declaraciones al día. «Es un trabajo rutinario; primero les pedimos los datos personales y luego pasamos a los datos laborales», explica.
Como curiosidad, señala que un día vinieron dos chicos a la vez y cuando preguntó a quién atendía primero, le dijeron que la hacían conjunta porque estaban casados. Además señala que, a los que les sale a pagar, siempre vienen los últimos días. Por su parte, Maribel Marín es la coordinadora del grupo de La Caixa, que ha realizado en conjunto 300 declaraciones, a 25 diarias cada uno. El caso más curioso que se les presentó fue el de una chica que le salía a pagar 14.000 euros y empezó a gritar que no pensaba hacer la declaración.
El numeroso equipo del Govern ha trabajado como «apagafuegos», y con funciones de lo más diversas: vigilar que las declaraciones de la renta hechas por internet, a través del servicio, funcionen bien; y resolver las quejas «que siempre las hay», señala Rafael Estelrich, coordinador.
Además, el servicio de Renda Àgil ha estado contando con guardería para poder llevar a los niños. Aina y Susana han sido las encargadas de cuidar a 25 niños diariamente, mientras sus padres hacían la declaración de la renta.
Finalmente, la doctora Ana Moyà ha sido la encargada de velar por las personas que se han indispuesto. «Hemos tratado ataques de nervios, subidas de tensión, mareos o lipotimias por el calor, pero lo más ocurrente fue que un señor se empeñó en entrar en la consulta y contarme sus problemas.
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