Aitor Limones, soldado mallorquín que prestaba servicio en la base Cervantes de Líbano cuando se produjo el atentado que costó la vida a seis compañeros suyos, ya está en Mallorca.
Aitor regresó a la Isla ayer mismo a las 3 de la tarde y poco después, tras reunirse efusivamente con familiares y amigos, ya estaba en la playa de Santa Ponça iniciando un merecido descanso tras unos meses especilamente intensos.
«Llevaba de misión cuatro meses y ahora estoy intentando adaptarme a la vida normal. La verdad es que me siento un poco raro, pero, bueno, tengo un permiso de 62 días».
Entre los proyectos para estos dos meses de permiso, Aitor baraja la posibilidad de hacer algún viaje, tal vez al Caribe, en busca de playa y tranquilidad: «Va ser un tiempo de contacto con la familia, la novia y los amigos, pero tengo en mente realizar un viaje para desconectar. Una posibilidad es ir a Punta Cana, en la República Dominicana, pero ya veremos».
Transcurrido el permiso, Aitor se reincorporará al cuartel de la Brigada Paracaidista, en Paracuellos del Jarama (Madrid).
El atentado es una cuestión inevitable: «Te deja unas secuelas sentimentales. Eran seis compañeros con los que llevaba años conviviendo. La convivencia era intensa, cada día. Incluso dormía muy cerca de ellos, pero, como suele decirse, son 'gajes del oficio'. Lo tenemos asumido. Es algo que puede ocurrir. Lo mismo pasó hace un año en Afganistán».
La opinión de la novia y de la famila es importante en estos casos: «Mi novia también es militar y lo tiene asumido más que nadie. Igualmente, a ellla le tocará salir al exterior en alguna ocasión. En cuanto a la familia, pues cuando ocurren estas cosas se asusta y lo pasa mal. Es normal y lógico, pero la verdad es que se sienten orgullosos de que me dedique a esta profesión».
En cualquier caso, Aitor Limones no se desanima: «Quiero seguir en el Ejército. Al menos estaré tres años más en la Brigada Paracaidista. Una idea que tengo es la de ingresar posteriormente en la Guardia Civil, pero, de momento, sólo es eso, una idea. Por ahora la tengo aparcada».
En este aspecto, Limones coincidiría con Juan Paz Soler, el soldado mallorquín herido en el mismo atentado y que de manera inminente será dado de alta en el hospital militar donde está ingresado, en Madrid, recuperándose de heridas y quemaduras. Juan Paz también tiene en mente ingresar en la Guardia Civil.
Precisamente, Aitor explicó ayer que «visité a Juan Paz hace dos días, cuando llegué a Madrid. Está bien y animado, recuperándose favorablemente y pronto tendrá el alta».
Limones, de 21 años de edad, explicó que «justo después del atentado, estábamos preocupados, pero todos nos apoyamos unos a otros para seguir adelante».
Ahora, transcurrido un tiempo, «ya no hay niguna sensación de desánimo. Queda el recuerdo de los compañeros, pero también queda la determinación de seguir en el Ejército. Somos soldados y estamos expuestos a riesgos. Los compañeros fallecidos han dejado su huella en todos nosotros, pero el riesgo es algo implícito en nuestro trabajo. Hay que seguir adelante».
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