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En Magaluf, playa paradigmática de la balearización, término despectivo acuñado en Europa como sinónimo de construcciones masivas sin orden ni concierto, encontramos a Chris, Bea y Norman, unos jóvenes turistas ingleses que se lo pasan en grande por la noche, aseguran, en Punta Ballena.

Es lo suyo para quien llega aquí con el propósito de apurar sus vacaciones, entre la playa de día y la marcha nocturna. Un equilibrio ya establecido en esta zona turística, donde se pueden encontrar las más exóticas atracciones, junto a un sinfín de bares y pubs, todos con nombres genuinamente ingleses.

En el hotel Royal Playa encontramos a Cathrine y Kictil, una pareja noruega que, por primera vez visita Mallorca. «Todo lo que hemos visto nos ha parecido muy bonito, pero pensamos que está algo saturado, hay mucha más gente de la que esperábamos. Lo que nos gusta de Magaluf es la arena blanca y el agua, que es muy clara y de un color precioso. También nos satisface la cantidad de restaurantes de todo tipo que hay para escoger. Nosotros salimos sobre todo de día y tanto por la mañana como por la tarde es apropiado para relajarse tomando el sol, que es mucho más intenso que en nuestro país», aseguran.

Magaluf, un lugar idóneo para el turismo joven que busca la diversión, posee una buena playa, con el islote de sa Porrasa como telón de fondo. A media playa destaca la plancha/pasarela que centraliza todo tipo de atracciones náuticas, además de servir de muelle de atraque para las embarcaciones destinadas a excursiones marítimas.

A primeras horas de la tarde, los bares empiezan a prepararse ya para una larga noche de marcha, que con frecuencia se desmadra hasta requerir la presencia policial. Y es que Punta Ballena es muy popular entre los hooligans.