l terrible accidente ocurrido el pasado lunes en la autopista de Inca ha provocado una gran conmoción en la sociedad mallorquina, y muy especialmente en la comarca del Raiguer. La brutalidad del impacto y sus trágicas consecuencias no son, por desgracia, una novedad; la invasión involuntaria del carril contrario en las vías rápidas está provocando un reguero de muertes que es urgente atajar.
Puede resultar un contrasentido que las autovías y autopistas, diseñadas para una conducción más rápida, segura y confortable, se hayan convertido, en los últimos meses, en las protagonistas de las páginas más trágicas de la siniestralidad de nuestras carreteras. La muerte de las dos jóvenes "27 y 30 años, respectivamente" ocurrida en el inicio de la semana no pueden convertirse en un dato más, en una cifra que engrosa las estadísticas anuales de la Dirección General de Tráfico.
Los responsables del mantenimiento de la red viaria "el Consell de Mallorca" deben intervenir con urgencia, es imprescindible que se instalen obstáculos en las medianas de las autovías y autopistas que están en servicio. Las especiales circunstancias de cada uno de los accidentes "en el presente parece determinante la intervención de un conductor ebrio en el desplazamiento del camión hormigonera" no puede ser una excusa para ralentizar las intervenciones necesarias para incrementar la seguridad de nuestras carreteras.
La exigencia supera la lógica reclamación institucional, es una demanda inaplazable de toda la sociedad mallorquina. Hay que dejar de intervenir a golpe de accidente, a golpe de tragedia; tal y como reclama un familiar en un conmovedor escrito que reproducimos en nuestras páginas. No se puede seguir esperando a que un nuevo drama obligue a exigir responsabilidades políticas. Ya no hay tiempo.
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