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En esta época algunos padres continúan teniendo una agenda laboral muy apretada, pero tampoco desean separarse de sus pequeños más de lo necesario. Las colonias urbanas, como la de la Porciúncula, ofrecen a los padres un lugar en el que dejar bien cuidados a sus hijos, de edades comprendidas entre los 3 y los 14 años, mientras que ellos disfrutan y aprenden en grupo con otros niños.

Para conseguir que tanto niños como padres se sientan a gusto y tranquilos, un cualificado equipo de monitoras se encarga de la vigilancia y de la organización de actividades que realizan los pequeños. Las jornadas de las colonias constan de dos turnos.

El matutino dura desde las nueve hasta la una y media, que es cuando algunos padres vienen a recoger a sus hijos. El de la tarde dura toda la hora de la comida hasta las cinco en punto. Entre todas esas horas, los niños realizan manualidades, ejercicio físico, y actividades y juegos en grupo.

Todo ello bajo la atenta supervisión de las once monitoras, las cuales tienen una jerarquía pensada para que, según su directora, Aitana Garrido, puedan coordinarse y no desatender a ningún niño. La Porciúncula también ofrece un servicio de comedor con alimentos de calidad y preparados en el mismo centro.

Las colonias urbanas garantizan la diversión y el aprendizaje propios de las colonias de verano, pero con la comodidad de estar cerca de la ciudad, elección que muchas familias tienen en cuenta.

Alberto Moral