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oña Pilar de Borbón ofreció en su residencia de verano una fiesta para sus amigos más íntimos en la que se presentaron las últimas creaciones de la artista, Mónica Areilza.

Importantes rostros conocidos de la sociedad española no faltaron al acto, que se caracterizó en todo momento por la afabilidad de la anfitriona. Los condes de Motrico, los señores Ybarra y la también artista Mayte Spínola de Barreiros, así como Lorenzo Zabala y Ana Carvajal fueron, entre otras, algunas de las personalidades que secundaron con su presencia el arte de Areilza.

Afincada en Valldemossa desde hace más de una década, esta artista vasca ha encontrado en el paisaje de nuestra tierra el gran referente para su plástica. Es de este modo como palmeras, olivos, almendros y encinas toman protagonismo en sus lienzos, conjuntamente con marinas, huertos y construcciones. De la selección presentada ayer, destacada mención merece una serie dedicada a la Cartoixa. En ella, el brío y la fuerza de sus paisajes se torna apacibilidad para envolver la austera arquitectura de este edificio en una cálida atmósfera. Tras estudiar bellas artes en la National Academy of Design de Nueva York y pasar por la escuela mallorquina de Torrens Lladó, Areilza ha encontrado en su reducto de Valldemossa el lugar para encontrarse con su yo más personal y dar rienda suelta a su arte. Un arte que refleja de forma sustancial la influencia del tiempo y de los elementos. Así, las diferentes estaciones dan lugar a variaciones en una paleta de colores que juega con la realidad, pero sin huir de ella. Es, una plástica que evidencia la influencia mediterránea, no solo en los elementos que escoge para protagonizar sus obras, sino en su conjunto global, pero sin dejar de lado su alma cantábrica. l