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L.MOYÀ El árbol genealógico de Francesco Paternó Guttadauro Ayerbe, duque de Carcasi y príncipe de Emmanuel, se remonta hasta un pasado muy lejano. En aquella época, el espíritu de los caballeros y las damas era el ejemplo a seguir, Europa vivía en plena Edad Media y las cruzadas estaban en el orden del día. Corría el año 1208 cuando nació el que con los años terminaría convirtiéndose en Jaume I el Conqueridor. Desde aquel 1208 hasta 2007, las generaciones se han ido sucediendo hasta llegar a Francesco Paternó Guttadauro Ayerbe, el actual descendiente del rey. Paternó visitará Mallorca del 9 al 11 de noviembre.

El duque de Carcasi participará en el nombramiento de los diez nuevos caballeros de la Orden Militar del Collar de Santa Àgueda de Paternó. El acto se celebrará el 10 del próximo mes en la iglesia castrense de Santa Margalida, situada en la Almudaina. La orden se reúne dos veces al año, una en Sicilia y la otra en diferentes ciudades. En esta ocasión, Palma ha sida la escogida.

Además del nombramiento de los diez nuevos caballeros, los integrantes de la orden, cuyo líder es el príncipe Emmanuel, visitarán diferentes puntos de la Isla, entre ellos Miramar. También realizarán una ofrenda floral a Ramon Llull, para lo que se trasladarán hasta su tumba.

La Orden Militar del Collar de Santa Àgueda de Paternó fue creada por Jaume I con el objetivo de reconquistar el Regne de Mallorca. Sus descendientes han sido a lo largo de los siglos los encargados de mantenerla en activo. En la actualidad, la institución ha perdido su carácter militar y sus integrantes se dedican a labores sociales y, también, a la investigación histórica de, sobre todo, la Edad Media.

«La entidad nació para defender las costas de los piratas y de los sarracenos», explicó Estela Velasco de Lebrón, canciller de la Orden Militar de caballería Gran Priorato de Aragón y Catalunya. Sin embargo, con los años ha evolucionado hacia otros intereses, sobre todo a aquellos destinados a «ayudar a los más necesitados». Aún así, sigue manteniendo parte del espíritu de la época: «El de la caballería, plasmado por las damas y los caballeros», según Velasco de Lebrón. Para la canciller, hay que conservar «el alma» de unas personas con la misión de hacer el bien.