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Durante más de dos horas, 800 niños y mayores, ataviados de payeses y demonios principalmente, desfilaron por Palma rodeados de miradas curiosas. Sólo las paradas obligatorias de baile consiguieron detener la numerosa comitiva, al tiempo que animaba aún más a los presentes.

Tras todos ellos, se abría paso la carroza triunfal, tirada por un par de caballos. Sobre ella, más de una veintena de niños vestidos de ángeles, acompañaron a una Beateta que no dejó de sonreír durante el tradicional desfile. La banda municipal de Palma fue la encargada de cerrar la comitiva.

La primera parada del carro triunfal se produjo a las puertas del Teatro Principal, ante la mirada de la consellera de Cultura y Patrimonio, Joana Lluïsa Mascaró, y otras autoridades. La fiesta concluyó con un concierto de música tradicional dentro del ciclo La música al carrer, a cargo de S'Estol des Gericó, en la Iglesia de Santa Magdalena.

Victoria Grima