TW
0

Desde hace tiempo, el colega Pep Roig, dibujante y periodista, viene dándole vueltas a la idea de crear una fundación, museo, academia, instituto, o lo que sea, dedicado expresamente al humor de Mallorca. Me lo explicó ayer de manera esquemática, pero lo suficientemente clara para que yo pudiera entender que lo que pretende es lograr un espacio físico y bien dotado en el que tenga cabida todo cuanto tenga relación con el humor mallorquín en novelas, relatos, teatro, dibujos, artículos de prensa, tradición oral, fantasía, cuentos, glosas, rondaies, autores o actores.

La pretensión de Pepe es establecer un medio para que todo eso no se pierda con el paso de los tiempos, y que las generaciones presentes y futuras dispongan de medios y material suficiente para el estudio del humor mallorquín, o creado en Mallorca.

No es un proyecto descabellado, teniendo en cuenta que en Cuba existe un museo similar al que piensa proponer Pep Roig y parecido a alguno existente en España.

Y no se trata de una idea excluyente y selectiva, todo lo contrario, puesto que de lo que se trata es del estudio de «todo» lo referente al humor, y en eso entra lo bueno, lo malo, lo tétrico, lo patético, lo inmoral, lo censurado y lo obligado. «Se trata de saber qué tenemos; lo mismo que uno escarba la tierra y no sabe qué encontrará debajo y, aunque no nos guste, hay lo que hay, y siempre tiene su porqué», me explicó.

Sin que me concretara más, puesto que aún no ha empezado el viacrucis de visitar entidades, estamentos y personas para exponer el proyecto, a mí me vienen a la memoria nombres como Josep Costa Picarol, Calafat, Joan Mas, Xesc Forteza, los inimitables glosadors, y por qué no, Madò Pereta, El Casta, la revista Sa Lavativa de Toni Rotger, Foc i Fum, de Jordi Martí Es mascle Ros, etc.