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L.MOYÀ Sin incidentes y con una participación mayor que otros años. Estas fueron las características de la manifestación que ayer reivindicó por las calles de Palma que la Diada de Mallorca se celebre el 31 de diciembre. La protesta congregó a unas 2.000 personas según la Policía Local, cifra que los organizadores subieron hasta las 3.500. Convocada por diferentes partidos y asociaciones de jóvenes nacionalistas bajo el lema de Som una nació, tenim dret a decidir, la concentración reunió a los principales líderes de las formaciones nacionalistas de izquierdas, muchos de ellos cargos del actual Govern, y a ningún representante de Unió Mallorquina.

La manifestación empezó en Es Born y terminó en la Plaça dels Patins. Allí, el glosador Mateu Matas «Xorí» leyó el pregón, en el que reivindicó la necesidad de que el 31 de diciembre se conmemore la «Diada vertadera». «Tots hem de prendre consciència, tothom n'ha de fer part, la Festa de l'Estandard va clamant la independència», glosó Matas, quien finalizó su intervención diciendo que «mai acceptarem allò que ens vengui imposat».

La protesta reunió a los tres consellers que el Bloc tiene en el Govern, Biel Vicens, Francesca Vives y Fina Santiago; a Biel Barceló, secretario general del PSM; Joan Lladó, presidente de ERC en Balears, y a Biel Huguet, presidente de Entesa per Mallorca. También acudió Eberhard Grosske, regidor de Benestar Social, Participació i Cultura de Cort; el senador Pere Sampol; Joana Lluïsa Mascaró, vicepresidenta del Consell de Mallorca; Damià Pons o Jaume Mateu, presidente de la OCB.

Durante la concentración se escucharon gritos de «Boti, boti, boti, d'UM qui no boti» mientras se pedía la «independència» y los Maulets, muy numerosos, aseguraban que «una democràcia és una falàcia». Precisamente, los Maulets pegaron algunos carteles en los escaparates de algunas tiendas de ropa Palma para denunciar «la violencia de género que ejercen». Más tarde, un vecino les tiró un cubo de agua desde un balcón.