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El convenio de carreteras entre el Ministerio de Fomento y el Consell de Mallorca no contempla, entre otras cosas, la encomienda de gestión por parte de la institución insular. Es decir, el Ministerio de Fomento, a través de sus técnicos, será el encargado de dirigir de forma directa toda la tramitación de las carreteras, desde el proyecto hasta su ejecución. El Consell de Mallorca no podrá intervenir en todo el proceso.

La encomienda de gestión fue una de las principales reivindicaciones que planteó el anterior Govern ante el Gobierno central cuando se pactó el convenio de carreteras que posteriormente fue anulado por el Ministerio de Fomento. El objetivo era agilizar la gestión y, si era necesario, adelantar las obras más urgentes. Con este nuevo convenio, este planteamiento, que obtuvo resultados la pasada legislatura, no será posible. El Ministerio de Fomento marcará los tiempos de las obras y decidirá su diseño y quién tiene que construir las carreteras. La gestión de las carreteras de Mallorca tendría que ser exclusiva del Consell, que tiene competencias plenas en la materia aunque el dinero llegue de Madrid. Ha llegado el momento de exigir que se respete nuestra autonomía e impedir que otra institución marque la ejecución de obras en la Isla, algo que no tiene el más mínimo sentido. Es un paso atrás. Si todavía están a tiempo, Consell y Ministerio de Fomento deberían rectificar el convenio de carreteras. Los proyectos tienen que decidirse en los despachos del Consell, que es donde se conocen las necesidades de los mallorquines. Y no es aceptable ni práctico que un técnico enviado desde Madrid venga un par de veces al mes para inspeccionar el diseño de nuestras carreteras. Antich y Armengol deben utilizar su influencia para rectificar este error. Consentirlo es perder autonomía.