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El príncipe de Asturias no pudo disfrutar de la última de las jornadas de la regata Trofeo Hublot Palmavela debido al mal tiempo con el que Palma y la bahía amanecieron ayer. Y seguramente también por el viento y la lluvia, la princesa de Asturias y sus hijas, Leonor y Sofía, se quedaron en el Palacio de Marivent.

Don Felipe llegó solo al Club Náutico de Palma y pasó unos minutos en la carpa de la organización. Como las condiciones climáticas no mejoraban, y una vez suspendida la regata, caminó por las dependencias del Club hasta el pantalán en el que estaban amarrados y listos para salir al mar los barcos en competición, entre ellos el CAM, que patronea el Príncipe y del que su amigo Fernando León es el armador. Uno y otro se pusieron manos a la obra en previsión de que el temporal empeorara y comenzaron a recoger velas, bidones de gasolina y demás utensilios necesarios para la navegación. El príncipe Felipe arrimó el hombro como uno más en las tareas de limpieza y estibado y todos los aperos náuticos que el barco necesita fuera y dentro de la regata fueron convenientemente guardados en previsión de una tormenta mayor.

A causa de todos estos imprevistos, la entrega de premios, que iba a ser por la tarde, se adelantó a última hora de la mañana por lo que, a falta de un día navegando, don Felipe pudo disfrutar con su familia de una tranquila tarde palmesana en la que acabó saliendo el sol.

· Óscar Pipkin