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Algunos piensan que la edad es un inconveniente a la hora de viajar y moverse por otros lares, pero en el caso de María Thooft, a sus 98 años, no supone problema alguno. Acompañada de su hija Annie de Lille y su nieto Nick Andries, María se instala cada mes de julio en el hotel HM Gran Fiesta en la Playa de Palma desde Bélgica. «Me lo tomo como un viaje de relax para descansar», cuenta María muy animada, como si los años no hubieran pasado para ella.

Disfrutando de un zumo, explica que «desde que murió mi marido hace 26 años no tengo mucho que hacer, así que recomendada por una amistad, pasamos quince días de verano aquí y celebramos mi cumpleaños, que es dentro de dos días (hoy domingo)». María confiesa que en el hotel «se está en un ambiente perfecto, cuidan mucho de mí, me siento muy mimada». Debido a su avanzada edad, «suele pasar su tiempo aquí en el hotel, ya que para ella no es fácil moverse», nos cuenta su nieto Nick, muy orgulloso de su abuela.

Su hija Annie nos cuenta el día a día y las costumbres de su madre: «Se levanta alrededor de las seis y media de la mañana para ser la primera en entrar en el restaurante», cuenta entre risas, «tanto en el desayuno como en la cena», además, «desde siempre ha tenido su mismo sitio al borde de la piscina», que con los años, «se ha habilitado para un mejor acceso para la gente mayor». Es una gran amante de la carne, pero no puede soportar el pescado. «Durante la Segunda Guerra Mundial acabe muy cansada de pescado, no lo quiero ni ver». Sus platos mallorquines favoritos «son la ensaimada y el tumbet».

Lo que más le alegra a Thooft es la posibilidad de celebrar aquí todos sus aniversarios, «es toda una tradición para la familia, y hacemos un esfuerzo para poder estar aquí cada año con ella».