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M.JUNCOSA La compañía aérea Futura, en suspensión de pagos y con un pasivo de unos 50 millones de euros, considera que su salvación depende de la aparición de un inversor externo, una posibilidad que al sector aeronáutico y a los trabajadores se les antoja cuando menos difícil, debido, entre otras cuestiones, al actual contexto de crisis financiera y de crisis económica, la cual está afectando también a grandes aerolíneas europeas, caso por ejemplo de Alitalia. Éstas son algunas de las causas que hacen difícil la entrada de capital exterior en la charter.

Crisis Económica. La crisis económica está afectando de forma negativa a la demanda europea en el sector aeronáutico, una situación que no se prevé que vaya a mejorar en el corto plazo, por lo que las perspectivas del sector no son precisamente optimistas.

Volatilidad del petróleo. La escalada del precio del crudo durante los meses de la temporada alta turística generó un importante crecimiento de costes en las empresas de aviación, lo que hizo que el queroseno haya llegado a suponer el 30 o el 35 por ciento de los costes de explotación de las empresas. Pese a que el precio de crudo está bajando de forma significativa, existe cierto temor a la volatidad.

Crisis financiera. El actual contexto de crisis financiera internacional, que también ha incidio muy negativamente en el sector aéreo al dificultar de forma extrema la posibilidad de consguir líneas de financiación adicional, ha generado también un clima de incertidumbre económica que, de forma general, repercute de forma negativa en las operaciones de inversión importantes.

Empresa marcada. La declaración de suspensión de pagos ha hecho que Futura esté de alguna manera «marcada» a nivel empresarial y con una elevada notoriedad pública en sentido negativo, lo que también podría repercutir negativamente en una posible inversión externa. Incluso el comité de empresa de Futura ha afirmado públicamente, a la luz de los datos de que dispone, que no ve otra salida que la liquidación de la compañía aérea.

Proceso judicial. La declaración por parte del Juzgado Mercantil número 1 de Palma, cuyo titular es el juez Víctor Fernández, del concurso voluntario de acreedores para Futura y para su filial de carga Flyant dificulta cualquier operación de inversión, ya que esta debería hacerse en el contexto del proceso judicial y ser aprobada en última instancia por los administradores concursales y por el propio juez. Estos procesos judiciales pueden ser largos y complejos y cualquier posibilidad de compra de la compañía se realizaría mediante un proceso de subasta, a la oferta más alta, lo que tampoco genera seguridad entre los posibles inversores.

Carga laboral de Futura. Otro de los aspectos que puede repercutir de forma negativa en una captación de capital externo por parte de Futura es su elevada carga laboral. Cabe recordar que la compañía aérea tiene una plantilla de unos 1.200 trabajadores, de los que aproximadamente la mitad desempeñan sus respectivos trabajos en Palma. La empresa que quisiera adquirir o invertir en Futura debería asumir a estos trabajadores o bien incurrir en un Expediente de Regulación de Empleo que posiblemente sería costoso, además de generar un proceso de negociación lento y difícil. Se habla además de que los pilotos de la chárter Futura son de los mejor pagados de España.

Proveedores. A la espera de conocer un posible plan de viabilidad, el proceso que ha seguido la compañía aérea no la habrá beneficiado en cuanto a su situación ante los proveedores.

Incertidumbre en las licencias de vuelo. La dirección de Futura ha presentado dos planes de viabilidad, con un análisis económico financiero y un plan de seguridad de vuelo, ante la Direcciónn General de Aviación Civil. Este organismo, dependiente del Ministerio de Fomento, podría retirar la licencia de vuelo a la compañía en caso de considerar estos planes inviables. Aviación Civil ha solicitado información adicional a la compañía aérea.