Mats Jansson, presidente de SAS, junto a Marcus Hedblom, director general Spanair, y Héctor Sándoval.Joana Mª Amengual.

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El plazo marcado por SAS, accionista mayoritario de Spanair, para que los diferentes colectivos de trabajadores de su filial en España, con sede en Palma, aceptaran el plan de viabilidad y el Expediente de Regulación de Empleo (ERE), finalizó este lunes, pero la clara intención de la dirección de Spanair de lograr el máximo consenso, ha prorrogado hasta hoy la decisión final.

El hecho de que tres (tripulantes de cabina, servicios generales, fuerza de ventas, de los seis colectivos, aceptarán en la madrugada del martes el acuerdo presentado, le basta a Spanair para llevar adelante el ERE y que sea la Dirección General de Trabajo la que negocie con el resto de colectivos un ERE específico, pero con mínimos más bajos del presentado por la aerolínea.

SAS confía en que hoy pilotos, trabajadores de rampa y mantenimiento, se sumen al resto de colectivos, más aún cuando los representantes de los trabajadores han logrado minimizar al máximo el impacto del ERE, en concreto en la base y sede de Palma, que únicamente afectará a unos 300 empleos, de los más de 600 previstos hace unos meses, es decir la mitad de lo que la compañía propuso.

El Expediente de Regulación de Empleo que Spanair prevé presentar en las próximas horas al Ministerio de Trabajo para garantizar la continuidad de la compañía implica la eliminación de 800 empleos y 1.000 despidos en España, unos 200 menos de los previstos inicialmente por la empresa. Tras el visto bueno alcanzado con tres de los seis colectivos, la empresa comunicará de forma oficial el acuerdo a Trabajo y, posteriormente, registrará formalmente el documento en el Ministerio, circunstancia que no se ha producido hasta el momento a la espera de un consenso más global.

Desde SAS puntualizan que Spanair es una compañía viable, «pero para ello es necesario este ajuste de personal para reducir costes operativos, que se ha complementado con una reducción de parte de la flota más obsoleta».

Las mismas fuentes señalan que no hay interés alguno «en que desaparezca Spanair, de ahí que seguimos con nuestra estrategia de inyectar capital y conseguir salir adelante de esta delicada situación por la que atraviesa Spanair, en la cual ha habido todo un cúmulo de circunstancias que han afectado negativamente a la trayectoria de la compañía».

Desde Spanair confían en que hoy mantenimiento y rampa se sumen a la propuesta. El sindicato de pilotos SEPLA sigue, por su parte, con sus condiciones, lo cual puede dificultar un acuerdo. Pese a todo, Spanair tiene la obligación de sacar adelante el ERE, «porque en caso contrario los costes irán incrementándose y repercutiendo negativamente en la viabilidad futura de la compañía. Es la única forma de salvar Spanair, pero para ello es también necesario el máximo consenso con todos los colectivos».

Si el SEPLA-Spanair decide no aceptar el ERE, la Dirección General de Trabajo estudiará uno específico, pero con otras condiciones a las contempladas en el ERE presentado por Spanair. Los representantes de los colectivos que han llegado a un acuerdo con Spanair indican que «nadie quiere que desaparezca la compañía y mucho menos los pilotos en la actual coyuntura de recesión por la que atraviesa el sector aeronáutico. Todos tenemos que ceder, al igual que la dirección de Spanair». El comité de empresa califica la situación de delicada, pero espera un cambio de actitud del SEPLA.