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Tras el éxito obtenido el año pasado, y a través de Inestur, la Conselleria de Turisme ha vuelto a poner en marcha la ruta cultural guiada por el centro antiguo de Palma que bajo el título 'Sabores de la Navidad', pretende dar a conocer la cultura y tradiciones gastronómicas de estas fechas con la visita a dos conventos de clausura y emblemáticos establecimientos de Palma donde se pueden degustar y comprar dulces y artesanía típicas de la Navidad.

La visita comienza en el Convento de Santa Clara, uno de los más antiguos y con más solera de Palma ya que en él han ingresado muchas mujeres de la nobleza mallorquina. Fundado en 1256 por clarisas franciscanas llegadas de Tarragona, en su origen tenía una extensión enorme, desde Can Salas hasta el edificio de GESA, que tuvieron que ir vendiendo terreno para poder sobrevivir. En la actualidad, y al contrario que en otras congregaciones, sigue teniendo muchas vocaciones y entre sus integrantes hay bastantes jóvenes y mallorquinas.

En uno de los locutorios se puede contemplar por primera vez un Belén de la mitad del siglo XVIII, recientemente restaurado, atribuido a un artesano conocido como mestre de les verges roses. En otro locutorio más pequeño se muestran antiguos utensilios de la austera cocina conventual, desde una trampa para ratas hasta moldes de madera y metal del siglo XIII para elaborar el tradicional pez de pasta real o mazapán, que realizaban para regalar a sus benefactores.

Además de sus tradicionales galletas, durante estas fechas las Clarisas elaboran de forma artesanal deliciosos turrones, mantecados, bombones, mazapanes o panellets para la venta, con unos ajustadísimos precios que van de los tres a los seis euros. También tienen cerámicas de adorno, como reproducciones del molde para elaborar el pez de pasta real.

Para llegar al Convento de Santa Magdalena atravesamos el curioso Estret de Sant Jaume, la calle más estrecha de Palma, que se cierra por las noches y que no aparece en el callejero al ser privada. El Convento de Santa Magdalena, conocido porque en él estuvo nuestra santa mallorquina, fue creado en el siglo XIV por las Canonesas Agustinas. Visitamos la antigua cocina, una de las más grandes de Mallorca, en la que se muestra una imponente colección de ollas de barro, entre otros muchos utensilios y el antiguo refectorio donde comían las monjas. Ya en el claustro ofrecen un refrigerio para degustar los dulces y turrones que elaboran y venden por entre dos y cinco euros. Además de cerámicas, son muy apreciadas las artísticas neules que realizan.

Un interesante y dulce recorrido de tres horas de duración que se puede realizar hasta el próximo día 20 en horario de mañana y tarde por 10 euros llamando al teléfono 971720720.

Lydia E. Corral