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Los comercios estaban cerrados, pero Ciutat lucía ayer su mejor escaparate, el ambiente prenavideño. Sólo fue necesario eso, y el buen tiempo, para que miles de ciudadanos se echaran a la calle a pasear en familia. Algo que se ha sucedido durante todo este puente de la Constitución y que, con toda probabilidad, vuelva a repetirse hoy. Y es que es una tradición en estas fechas salir en familia a descubrir el nuevo aspecto de nuestras calles engalanadas ya para las fiestas de Navidad.

El sábado muchas de las tiendas permanecían abiertas, lo que animó a muchos a las compras de última hora. Nada que ver con la jornada de ayer, que estuvo dedicada únicamente al paseo por las calles más céntricas de Palma, que estrenan iluminación. Los comercios estaban cerrados, pero los variados mercadillos de la Plaça Major, la Rambla o la Plaça d'Espanya animaron también a muchos a salir de casa y visitarlos.

El ir y venir de gente por algunas de las calles principales de Ciutat, como Sant Miquel u Oms, se repitió durante todo el día. Sobre todo, los padres aprovecharon el buen tiempo para salir con los niños. Sin embargo, fue a media tarde cuando se pudo ver las mayores aglomeraciones.

Y es que pasear en estos días casi invernales por Palma es un auténtico placer, una calma relativa acompaña al viandante en su recorrido y las calles desprenden más alegría de lo habitual. Eso sí, sólo hasta que cae la noche. Después todo regresa a su estado natural, las calles poco a poco van vaciándose y la ciudad duerme. Hasta mañana.

R.D.