TW
0

Las noticias económicas no dejan de provocar incertidumbre, temor o, directamente, pánico, a pesar del optimismo pertinaz del presidente del Gobierno, que siempre prefiere mirar la vida en color de rosa. La escandalosa cifra de parados alcanzada al cerrar el año "3.128.963" es ya de por sí aterradora, pero algunos expertos auguran algo todavía peor: llegaremos a los cuatro millones de parados, al prever que la tasa de desempleo alcance este año a más del 16 por ciento de la población activa (está ahora en el 9%).

No olvidemos que 2008 ostentó el penoso récord de crear 999.416 parados, 2.700 cada día. Una barbaridad se mire por donde se mire. Desde las arcas del desempleo se abonan 2.197 millones de euros para sufragar las prestaciones a los parados, pero como sabemos, el derecho a percibir esta prestación no es universal y, desde luego, no es eterno.

De ahí que los especialistas vaticinen un demoledor panorama para los próximos seis meses: cerca de la mitad de los desempleados dejarán de percibir el subsidio. Recordemos que el mínimo se cobra durante 120 días y el máximo es de dos años. La situación de aquí al verano puede volverse, pues, explosiva, porque nadie cree a estas alturas que la realidad del empleo vaya a dar un vuelco a corto plazo, como pretende Zapatero.

Habría que preguntarse por qué precisamente España está padeciendo estas consencuencias en una crisis global que, en cambio, ha provocado en países como Holanda un paro del 2'7%, en Austria un 3'8% o en Francia, el peor situado de nuestro entorno, un 7'9%. Nuestro país está a la cabeza en destrucción de empleo "duplica la media de la UE" y eso pone de manifiesto que algo se ha hecho mal en estos quince últimos años de bonanza económica.