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En Madrid me sorprendieron los halagos que me hicieron» señala l'amo en Pep de Son Bats, después de unos días de no tocar con los pies en el suelo ya que «en Vilafranca todo el pueblo me para» y señala con sarcasmo «esta mañana -por ayer- no me quería levantar de tanto follón que se ha armado».

El jueves Josep Mascaró estuvo todo el día en el Hospital de Manacor, y allí ya revolucionó el centro. «Todo el hospital decía que había ingresado el hombre de la Coca-Cola», señala su hijo Pep, quien le acompaña en su viaje a Madrid en el anuncio de la marca de bebidas.

«En Madrid ya me esperaban en el campo de los aviones, y durante todo el trayecto me retrataron». Sobre su repentina fama señala con ironía que «ahora veo que la han cogido conmigo, y cada día me utilizan para ensuciar los periódicos con mi foto».

Josep, quien el próximo mes de mayo cumplirá 102 años, viajó a Madrid por tercera vez en su vida, la primera para ir a Àfrica a realizar el servicio militar, después a un mitin en las primeras elecciones democráticas, y ahora lo hizo para ver a la recién nacida Aitana, «una niña muy guapa, que tenía tan sólo 21 horas de vida», señala l'amo en Pep.

Durante el trayecto en avión su hijo comenta que le preguntó por la niebla, cuando en realidad eran las nubes, y al saber que volaba por encima de las nubes espetó a su hijo: «Pues así no nos podemos mojar». El abuelo de Vilafranca resume el rodaje del anuncio de esta manera «Això ha estat massa, massa, massa».

L'amo en Pep demuestra energía y señala que «pasear con la bicicleta y sembrar habas, ajos o trullar por el campo es lo más sano para la vida».
Todo el proceso para grabar el anuncio ha sido muy rápido, así lo señala el hijo de Josep Mascaró. «El 29 de diciembre nos llamaron, el 31 ya había cámaras grabando a mi padre y en cuatro días, tres en Vilafranca y uno en Madrid, realizaron más de 20 horas de grabación y 500 fotos a mi padre». Ahora l'amo en Pep descansa de estos días de ajetreo y ya le han llamado televisiones nacionales para irse de nuevo a Madrid, pero les ha dicho: «Si quieren algo que vengan a Vilafranca».

J.Socies