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LAURA MOYÀ Àngela Martín, Matilde Mulet, Margarita Zanoguera, Araceli Matas y Catalina Moragues eran, en 1979, las únicas regidoras en el Ajuntament de Palma. Tras 40 años de franquismo, el consistorio recuperaba su definición de democrático, aunque, en esa época, la paridad todavía quedaba lejos. Ayer, Cort quiso recordar a las cinco concejalas y, también, a las mujeres y hombres que han ocupado cargos políticos en el ayuntamiento. Hoy, y según un estudio del Observatori Municipal de la Igualtat, la dinámica ha cambiado. Las mujeres representan el 55 por ciento del total de cargos electos, cifra superior a la media estatal, que se sitúa en el 44'5 por ciento.

Si en las primeras cinco legislaturas la tendencia general en Cort era la subrepresentación y la desigualdad entre hombres y mujeres, a día de hoy la situación ha variado. La principal razón es la Ley de Igualdad promovida por el Gobierno central, que ha impuesto una serie de medidas que Cort ha adoptado.

Las conclusiones del estudio del observatorio son que en el Ajuntament «se cumple con la paridad», que «las mujeres están representadas en todos los niveles» y que «el rol de género todavía persiste» en algunas áreas como, por ejemplo, en la regiduría de economía y hacienda, según Eva Moreso, coordinadora del observatorio.

Ayer, en la sala de plenos de Cort, no estaban sólo las cinco regidores que estrenaron el Ajuntament democrático hace treinta años. Les acompañaron otros concejales y concejalas que han formado parte del consistorio en algún momento de la historia, incluido el actual.

«Nuestra elección en 1979 no fue por méritos propios y sí por formar parte de la lucha para conseguir la libertad democrática», recordó Moragues en nombre de las homenajeadas (Araceli Matas no pudo acudir por problemas de salud). Una lucha que incluía la cuestión de género, que «debe convertirse en una obligación moral que hay que mantener». ¿Por qué? «Porque no se puede mantener la paz ni el orden ni la salud si más de la mitad de la población no puede acceder a esta libertad. Es la única garantía de conseguir un mundo más justo», según Moragues.

La alcaldesa Aina Calvo fue la encargada de cerrar el acto. Para Calvo, las cinco concejalas fueron capaces de «deshacer los prejuicios existentes sobre su gestión» y «tuvieron el coraje de enfrentarse a estereotipos sagrados». A pesar de todo, la alcaldesa mencionó que «todavía queda mucho por hacer», incluso en el propio consistorio, donde «el 68 por ciento de la plantilla son hombres».