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El quinto aniversario del atentado del 11-M se ha conmemorado entre las críticas de las asociaciones de las víctimas del terrorismo, las cuales denuncian el progresivo olvido por parte de las instituciones y la división política que, todavía, causa entre los principales partidos. La magnitud del atentado provocó la declaración del 11-M como Día Europeo de las Víctimas del Terrorismo por parte del Parlamento Europeo, uno de los capítulos más dolorosos y trágicos de la historia reciente de España "diversas bombas detonadas en los trenes de cercanías de Madrid provocaron 192 muertos y miles de heridos" y sobre el que se impone la solidaridad ciudadana frente al mero formalismo institucional.

Desde aquel 11 de marzo de 2004, España se encuentra en el punto de mira de Al Qaeda, una organización terrotista que no cesa de animar a sus fanáticos seguidores a seguir cometiendo atentados contra ciudadanos e intereses españoles. Esta circunstancia ha provocado que, en estos momentos, España cuente con unidades específicas de la policía destinadas a combatir el terrorismo islámico; labor en la que se han conseguido importantes éxitos que han permitido evitar nuevas masacres.

El 11-M es una fecha que no puede quedar en el olvido, y mucho menos sus víctimas. Resulta imprescindible despolitizar esta fecha, apartarla de la confrontación política para no dejar de escuchar la voz de quienes fueron sus víctimas más directas y honrar, como se merecen, su memoria. El reproche de las familias afectadas por el atentado, al cumplirse un lustro de aquella fatídica mañana, deja un regusto amargo en toda la sociedad española que no se debe repetir.