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Los nuevos ministros han tomado posesión de sus respectivos cargos y ya han acudido a su primer Consejo de Ministros, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ha cerrado en apenas 72 horas la remodelación de su Gabinete "constituido hace apenas un año" que ha afectado a departamentos muy importantes y cuya estructura ha sido modificada de manera sustancial con la creación de una nueva vicepresidencia de Cooperación Territorial.

El cambio más transcendental afecta, sin duda, al Ministerio de Economía y Hacienda, al frente de la cual se sitúa una incombustible Elena Salgado "antes ha ocupado los ministerios de Sanidad y Administraciones Públicas", ingeniera industrial y economista, que suple su falta de carisma con eficacia en la gestión y, por supuesto, lealtad a Zapatero. Para hacer frente a la crisis económica, el presidente ha optado por el rigor para devolver la confianza a los mercados.

Tampoco han pasado desapercibidas las incorporaciones de Manuel Chaves y José Blanco al Gobierno, como vicepresidente y ministro de Fomento, respectivamente, dos máximos dirigentes del PSOE que tiene que afrontar el reto de reconciliar al Ejecutivo con las autonomías. La financiación y los servicios públicos son, en estos momentos, dos puntos débiles que Rodríguez Zapatero quiere resolver con urgencia.

González-Sinde y Gabilondo, Cultura y Educación, respectivamente, son las guindas de prestigio e independencia que Zapatero pone en el nuevo Gobierno, dos guiños que nadie cuestiona en momentos complicados para ambas áreas, en especial en las aulas universitarias con la aplicación del Plan Bolonia. Trinidad Jiménez, en Sanidad, otra 'zapaterista' para un departamento polémico, como es la futura reforma de la ley del aborto.