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La Catedral de Palma acogió el pasado Dijous Sant la misa de la Santa Cena del Señor, en un acto que contó con la asistencia de centenares de fieles. La ceremonia se inició a las seis de la tarde, con la procesión de entrada, que recorrió el pasillo central de la Catedral. Formaban parte de dicha procesión los canónigos del Capítulo de la Catedral y diversos sacerdotes. Como es sabido, el Dijos Sant la Iglesia católica celebra la institución de la Eucaristía, del sacerdocio cristiano y el mandato del amor fraterno.

La Eucaristía en la Seu comenzó el pasado jueves con el canto solemne del Gloria in Excelsis Deo (Gloria a Dios en las Alturas), que nunca se canta durante la Cuaresma, y al mismo tiempo resonaron con fuerza diversas campanas en el interior del templo.

A continuación, tuvieron lugar las lecturas, seguidas de la homilía del obispo de Mallorca, monseñor Jesús Murgui. En primer lugar, se escuchó una lectura del Libro del Éxodo "en castellano", que narra la primera Pascua judía al salir los israelitas de Egipto, puesto que Jesús instituye la Eucaristía dentro de la celebración de la cena pascual judía. En segundo lugar, tuvo lugar el relato de la Primera Carta a los Corintios "en catalán", en donde San Pablo narra la institución de la Eucaristía diciéndonos cómo se la han transmitido a él cuando se convierte a la fe de Cristo. Por tanto, nos ofrece el relato más antiguo del Nuevo Testamento en este sentido. A continuación, se leyó el capítulo XIII del Evangelio de San Juan "en castellano", que presenta el lavatorio de los pies a los apóstoles por parte de Jesús durante la cena pascual, así como el mandato de Jesús de amarnos unos a otros, que se recoge en el gesto de lavar los pies a los demás, como símbolo de humildad y de total servicio de unos seres humanos a otros, ya que, en la Antigüedad, cuando se invitaba a alguien a comer, eran los servidores de dicha casa los que le lavaban al visitante los pies llenos de polvo del camino, y ése es también un testamento gestual de Jesús.

El obispo pronunció poco después su homilía, tanto en castellano como en catalán, al igual que había hecho en el saludo litúrgico inicial. «La liturgia de la palabra es esencial para la comprensión de todo el misterio pascual», afirmó, y también recordó que «Jesús portó su amor hasta el fin». Tras la homilía, lavó los pies a doce cantores del coro de los vermells de la Catedral.

Terminada la Eucaristía, el obispo trasladó en procesión el pan eucarístico, mientras los fieles llevaban cirios encendidos acompañando al obispo. Finalmente, monseñor Murgui llegó al monumento en donde se guarda la Eucaristía, situado bajo el Retablo de la Cena del Señor. El Dijos Sant es el único día del año en que el pan eucarístico se consagra para comulgar al día siguiente, Divendres Sant, después de la lectura de la Pasión según San Juan y de la Adoración de la Cruz.