Como cada 11 de mayo, la ciudad revivió la batalla entre cristianos y sarracenos. Foto: PERE BOTA

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Un simulacro del Firó muy «caliente» -por las temperaturas reinantes, por el fragor de las batallas y por la gran cantidad de pólvora y efectos pirotécnicos utilizados- hizo ayer las delicias de miles de personas en Sóller. Aunque con quizás un poco menos de público que otros años, el Firó no perdió ni un ápice de su espectacularidad y todas las batallas celebradas en el Port y en Sóller resultaron un auténtico espectáculo visual y, sobre todo, muy «sonoro». El simulacro de los hechos históricos del 11 de mayo de 1561 (precisamente ayer, día de Sant Ponç, se cumplían 448 años exactos del cruento episodio) discurrió según lo programado por los colectivos y, como manda el guión, volvieron a ganar las tropas del capitán Angelats y del sargento Soler, ayudadas por los bandoleros y por los voluntarios alaroners, bunyolins y santmariers que acudieron en auxilio de los sollerics frente al intento de invasión de los corsarios norteafricanos.

Eran poco más de las tres de la tarde cuando las campanas de Sant Bartomeu tocaban arrebato debido a que los vigías ya habían advertido de la presencia de barcos hostiles en la costa y se temía un desembarco inminente. Sobre las cinco se registraba en el Port la primera gran batalla y en la que los sollerics consiguieron repeler el desembarco corsario. Poco después, esta vez en Can Repic, los sarracenos conseguían su objetivo, tomaban la playa y ganaban la primera de las batallas para dirigirse a continuación hacia Sóller con la intención de saquear la villa.

Los moros entraban en la plaza Constitución sobre las ocho de la tarde sembrando el pánico entre los sollerics, matando y saqueando.

Como cada año, es en este momento del simulacro donde hay más aglomeración de público que, entremezclado con los participantes, crea un ambiente muy real de fragor bélico, aderezado con las descargas de los arcabuceros y por miles de disparos de cartuchos de salvas.

El saqueo de los moros, que llegó hasta la iglesia y «bañó en sangre» la plaza del pueblo, se convertiría en una efímera victoria. Poco le duró la alegría a los piratas, ya que cuando su comandante ya proclamaba la victoria se vio sorprendido por los payeses que, reagrupados, entraron con gran furia aniquilando a los invasores.

Ya eran las nueve de la noche cuando el capità Angelats pudo proclamar la victoria final de los sollerics y se entonaba el canto de La Balanguera para, poco después, proceder a la procesión final con el traslado de la Mare de Déu de la Victòria, ya a salvo de la garra infiel, hasta su refugio del Hospital.

Los colectivos del Firó -moros, payeses y payesas- han trabajado duro durante los últimos meses para conseguir una celebración atractiva y segura. En total los participantes en el smulacro superan las 1.000 personas, aunque no todas ellas pertenecen a los colectivos. Este año no ha habido polémica por la presencia de «moras» en la fiesta, auque por supuesto se ha visto de todo. Incluso parece que una familia de multimillonarios rusos había reservado plaza en un hotel del Port atraídos por la fama de la fiesta y se habían presentado vestidos de piratas.

Anécdotas aparte, en esta ocasión ni la Policía Local de Sóller ni la Guardia Civil tuvieron que intervenir ninguna arma por un uso indebido, lo cual indica que los mecanismos de autocontrol han funcionado en esta fiesta mejor que otros años. El consumo abusivo de alcohol y algunas quemaduras leves fueron los únicos incidentes de consideración registrados durante el día. Lluc Garcia