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JUAN MESTRE El secretario general de Unió Mallorquina, Miquel Ferrer, entonó ayer el mea culpa. En el programa Bon Dia Balears, en IB3, el «número dos» de la formación nacionalista reconocía que la ejecutiva no había estado a la altura de las circunstancias. «El modelo elegido ha fracasado. Hemos traicionado la confianza de nuestra gente», lamentaba Ferrer 72 horas después de anunciar la convocatoria de un congreso extraordinario para el 11 de julio.

Ferrer reconocía así los continuos problemas que se han vivido en UM, con divergencias internas y en público entre los máximos dirigentes, que derivó el viernes en una ejecutiva que decidió convocar un congreso extraordinario para intentar acabar con la crisis que vive UM.

Unos días antes de producirse la crisis definitiva que ha obligado a convocar un congreso extraordinario, el también miembro de la ejecutiva Miquel Angel Flaquer culpaba a la cúpula de los problemas internos. Flaquer advertía que él no quería presenciar el «entierro de UM» y aseguraba que promover un golpe de Estado contra Nadal no solucionaría los problemas.

A partir de ahora, los distintos sectores de UM intentarán medir su poder de convocatoria. Miquel Angel Grimalt ya ha dicho que se presentará en el congreso de julio como líder del denominado sector crítico, donde estarían dirigentes como Miquel Ferrer, Josep Melià o Margalida Miquel.

Miquel Nadal ha anunciado que comunicará su decisión después de las elecciones europeas del 7 de julio, pero el sector que él lidera ya ha comenzado a trabajar con la intención de que presente candidatura y con el claro objetivo de ganar el congreso. Nadal tiene el apoyo de la junta de Palma, la más numerosa, pero necesita votos de la part forana si pretende ganar el congreso.

Si finalmente se presentan dos candidaturas -la de Nadal y la de Grimalt- UM corre el riesgo de la escisión política y un futuro más que incierto, algo similar a lo que ocurrió en el PSM cuando acordó constituir el Bloc con Esquerra Unida. Conviene recordar que en el PSM, poco antes de las elecciones, los dos candidatos elegidos renunciaron por no estar de acuerdo con la alianza con EU. El PSM tuvo que elegir a otros candidatos.

«Si hay dos listas, gane quien gane el congreso, el gran perdedor será UM», señaló a este diario un dirigente nacionalista. La postura de Maria Antònia Munar, ex presidenta de UM, es uno de los grandes interrogantes. De cualquier forma resulta significativo que Munar prefieriese abandonar Mallorca el viernes cuando la ejecutiva se reunió y acordó convocar un congreso extraordinario. Munar intenta mantenerse al margen de las luchas intestinas que se viven en UM en la actualidad.

Una de las salidas a la crisis podría ser la posible aparición de un candidato de consenso, que tuviese el apoyo de los dos sectores de UM. Esta posibilidad, la más idónea para conseguir la paz en el futuro, se presume complicada ya que la mayoría de los dirigentes se han significado durante la crisis interna. En estos últimos días han sonado algunos nombres -Cati Julve, Miquel Angel Flaquer- pero todavía parece pronto para que los dos sectores alcancen un acuerdo.